lunes, 8 de marzo de 2010

Competencia de table dance

VIGOREXIA (revista sport world)

Músculos invisibles
Su cuerpo revela enormes músculos, pero ellos se ven a sí mismos enclenques. Estos individuos padecen de trastorno de dismorfia muscular.También llamado anorexia nerviosa inversa, dismorfia muscular o complejo de Adonis, este trastorno psicológico está caracterizado por la preocupación obsesiva por el físico. Es una variante del trastorno dismórfico corporal (TDC, que consiste en una fijación fuera de lo normal por algún defecto físico, ya sea real o imaginado). Quienes sufren de vigorexia perciben sus características anatómicas de forma distorsionada, como sucede en la anorexia, pero de manera inversa (de ahí uno de sus nombres).
Se estima que entre el 1% y el 10% de los usuarios habituales de un gimnasio sufren esta patología; sin embargo, las cifras reales no se conocen porque hay muchas personas que no saben que la padecen o lo ocultan. Principalmente se presenta en jóvenes de entre 15 y 35 años. Suele iniciar en la adolescencia, al igual que otros trastornos de la alimentación, porque a esa edad las personas son más vulnerables e inseguras ante su físico. Pero contrario a la anorexia y la bulimia, en el trastorno de dismorfia muscular los hombres son los principales afectados, aunque también hay mujeres que lo padecen. Este trastorno psíquico asocia la belleza con el aumento de la masa muscular. La característica principal se manifiesta en un complejo excesivo ante la debilidad y la delgadez, situación que en la mayoría de los casos no coincide con la realidad. Así, existen dos variantes: una en donde se lleva a cabo una extrema actividad deportiva casi siempre de musculación con el objetivo de aumentar la masa muscular y el tamaño corporal (vigorexia) y otra donde se come de manera compulsiva para ganar peso. En esta última situación se encuentra Ana Rosa (nombre ficticio), quien confiesa: “Tengo 33 años, siempre me he odiado por ser flaca, porque me enseñaron que eso era ser fea y todos los días vivo con angustia por no subir de peso. Me alimento bien, hago mucho ejercicio para ganar volumen, pero no logro aumentar mucho y me siento la mujer más insignificante del mundo. Mido 1.60, peso 55 kilos. Los doctores aseguran que estoy bien y mis amigas dicen envidiar mi figura, pero yo sólo veo un esqueleto en el espejo”. En el otro lado de la moneda, donde hacer ejercicio en exceso es el camino de salvación para los vigoréxicos, la situación no es muy diferente. Aunque las horas excesivas en el gimnasio les han formado tríceps, pectorales, bíceps y un “lavadero” admirables, para ellos nunca es suficiente. Su obsesión los lleva a entrenar de forma desmedida y estricta porque no se sienten conformes con sus musculos. Ejercitarse se vuelve una prioridad, es más importante que cualquier otra cosa.
“Padecí esta obsesión durante varios años. Para mí no existía nada más que hacer ejercicio. Me levantaba en la mañana e iba al gimnasio durante tres horas, en casa hacía abdominales todos los días y por la tarde entrenaba a otras personas. Nunca era suficiente y no me sentía bastante satisfecho con mi cuerpo”, nos comenta un fisicoculturista profesional que descubrió finalmente su trastorno después de casi siete años.
Si bien debemos aclarar que esta enfermedad no es exclusiva de los fisicoculturistas, es un hecho que un gran porcentaje de ellos muestran predisposición a sufrirla por la demanda que implica mantener el volumen muscular. Lo mismo ocurre con la gente que se dedica al modelaje y a otras actividades en donde el cuerpo es la herramienta de trabajo principal.
Por eso mismo, muchos no saben que son víctimas de esta patología, pues no pueden diferenciar la obligación de mantenerse en forma y progresar con la obsesión que comienza a manifestarse en ellos. Aunque, por otro lado, la mayoría sí reconocen sentirse admirados cuando la gente aplaude su físico, lo cual genera una mayor presión por conservarlo. “Siempre estás buscando mejorar tu cuerpo y cuando alguien voltea a verte y te miran asombrados, sientes que vas por el buen camino, pero que aún te falta mucho más”, asegura otro profesional de las pesas. El tratamiento de recuperación no es sencillo, pero existe. En la enfermedad intervienen factores socioculturales, principalmente los relacionados con los cánones de belleza establecidos en nuestro tiempo y otros derivados de ellos, como el culto al cuerpo. También tiene su origen en ciertos desequilibrios del sistema nervioso central, sobre todo con alteraciones bioquímicas en la producción de serotonina. Para tratar el trastorno, entonces, se puede recurrir a medicamentos que regulen y normalicen estos desequilibrios. Además, la terapia psicológica es fundamental para modificar la conducta del paciente, tratando de recuperar su autoestima y ayudándole a superar el miedo al rechazo. Finalmente, es útil aclarar que la vigorexia no debe confundirse con la práctica habitual de algún deporte ni con el entrenamiento riguroso. No es en la actividad física en sí misma donde radica el problema, sino en la obsesión que la persona pone en ella como consecuencia del trastorno. El balance es la base de la salud

Nuevo periodismo digital? (revista sport world)


La respuesta es sí. En el artículo “Twitteando las noticias: el surgimiento del periodismo envolvente”, el fundador de BBCNews.com, Alfred Hermida, opina que un tweet noticioso sí puede considerarse una forma viable de hacer periodismo. “Si trabajas en un artículo y abres la investigación a la gente, ésta puede ayudarte a encontrar personas, dirigirte a fuentes y dar forma a ese trabajo más allá de lo que podrías hacer a través de una red de contactos limitada. En esencia, es admitir: ‘Yo soy el profesional, pero pido colaboración al público para hacerme un mejor periodista’”. En ese sentido, los tweets no sólo estimulan la retroalimentación, sino que se convierten en el contenido noticioso en sí. Bien usado, este sistema puede generar un proceso informativo rico y plural como lo demuestra Jemima Kiss, reportera del periódico inglés The Guardian, quien tiene 12,000 seguidores que colaboran con ella. Pero no vayamos hasta el Reino Unido. En nuestro país, Federico Arreola –editor del blog SDP Noticias, de la revista Chamuco y de dos portales en Internet– aprovecha este medio de manera impactante. En enero, cuando lo entrevistamos, llevaba cinco meses twitteando y su lista tenía 5,378 seguidores. Su incursión ocurrió como una recomendación del equipo editorial, contrario a lo que parecería al verlo twittear tan entusiasmado. “Es estimulante. Me he encontrado con una participación muy interesante. También se ha generado bastante polémica, lo cual ayuda a difundir las noticias publicadas en nuestros sitios y a generar tráfico”. Arreola, quien twittea desde su laptop, conoce bien dos características esenciales de Twitter: la libertad de expresión total y la nula censura. Cualquiera puede opinar y, además, puede hacerlo desde el anonimato. Como resultado, en un proyecto de corte político como el que dirige, una gran parte de los comentarios implican algún ataque. “No es fácil, ha habido demasiadas polémicas, agresiones y calumnias. He dedicado mucho tiempo a defenderme”. Hace una pausa para mostrar un par de tweets, en efecto, bastante agresivos. “A estos twitteros que se dedican a insultar les llamo ‘porros’”, confiesa el periodista. Twitter, entonces, podría considerarse una herramienta efectiva para ejercer el activismo político y el libre intercambio de ideas. Algo que el periodismo tradicional aún no logra hacer del todo. 5,379. Un seguidor se une a la lista de @FedericoArreola. Le sugiere un tema para su columna. “Llegan muchos mensajes con ideas; esta sería la faceta constructiva de Twitter. Por ejemplo, una de mis mejores colaboradoras es Dana Martínez, una joven que estudia sociología en Madrid y a quien conocí en este medio. También contacté a una matemática que nos ayuda a certificar las encuestas oficiales”, revela. De los miles de tweets que recibe Arreola diariamente, calcula que poco más de la mitad se refiere a la política o economía mexicanas. El resto aborda matices que van desde una pregunta tipo “¿prefiere a Batman o al Hombre Araña?” hasta cuestiones como si conoce al regio Eugenio Azcárraga, pasando por apuestas de popularidad entre Adela Micha y él. “Platicamos de cualquier tema, yo intento responder a todos sin importar qué me pregunten. Pero, más que nada me interesa enviar retweets que informen sobre cuestiones serias. Por ejemplo, hace unos días se gestó una dinámica de colaboración interesante con el asunto de la bomba en el avión de Interjet. SDP fue el primer medio y casi el único en dar cobertura a la noticia, y mucho sucedió gracias a la gente que iba en el avión y que comenzó a twittearme”, explica el ex director de Milenio, quien lleva 39 mil RTs enviados. Es interesante cómo una persona, en este caso un editor, logra reunir a un séquito de “seguidores”, nombre que se le da en este contexto a quienes se unen a una lista. B.J. Fogg, autor del libro The Psychology of Facebook, explica: “Estos líderes guían a sus seguidores hacia algo que consideran valioso. Los retweets (RT) son parte de este fenómeno expansivo. La motivación detrás del reenvío se basa en informar al otro, expresar ideales o gustos, generar tráfico en la propia cuenta y entretener”. Pero hacer periodismo serio con Twitter no es cualquier cosa. Primero, uno debería complementar los tweets con artículos y notas para no perder la profundidad. Como dice Arreola: “Reportear no es hacer periodismo, eso debe quedar claro”. En segundo lugar, hay que distinguir qué mensajes son útiles y cuáles no. “Debemos mirar a Twitter como Google mira Internet: leyendo todo e intentando extraer algún significado. En este sistema de información el periodismo sucede, pero el modo de entenderlo no consiste en tomar fragmentos individuales sino en unirlos”, recomienda Hermida. El potencial de Twitter como medio noticioso es prometedor “mientras no se pierda el fondo del contenido ni la intención entre el mar de mensajes”, según twittea el usuario @clickio. Surge la pregunta: ante la crisis del medio editorial, ¿estamos ante el surgimiento del periodismo digital participativo como un canal de información accesible, plural e incluyente?
Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...