lunes, 24 de diciembre de 2012

¿Cómo hacer que agradezca los regalos que recibe? (via baby center)


Pearl Simmons

Educadora comunitaria
El mejor método es ser un buen ejemplo para él. Cuando recibas un regalo, muestra tu agradecimiento. Si tu hijo te hace un dibujo, dale las gracias y dile lo que te gusta del dibujo. 


Enséñale a decir gracias (y a escribir notas de agradecimiento), y alábalo cuando se muestre educado, en lugar de corregirlo cuando no lo sea. Si recibe un regalo de un pariente y dice gracias, dile cuánto te ha gustado su comportamiento, lo estupendo que es y lo mayor que parece. 



Otra buena manera de ayudar a tu hijo a valorar sus regalos es no darle todo lo que quiere. Es posible que te sientas tentada a darle todo tipo de juguetes y objetos materiales, pero concederle a un niño todos sus caprichos no le dará la felicidad, y a menudo lo que se consigue es que deje de apreciar lo que ya tiene. Así que, cuando tu hijo en edad preescolar celebre un cumpleaños, por ejemplo, dale sólo uno o dos juguetes en lugar de media docena, o bien cómprale juguetes que no sean muy caros. Después de todo, lo que los niños necesitan y valoran más de sus padres es el tiempo que pasan juntos. 



Si tu hijo recibe una paga semanal, déjale ser responsable de comprar los juguetes que le gusten y conseguirás que sea más selectivo a la hora de gastar su propio dinero. Puedes considerar la posibilidad de dar un porcentaje de su dinero a una causa caritativa, lo cual es una manera sutil y eficaz de enseñarle que es más afortunado que muchas otras personas.

viernes, 21 de diciembre de 2012

Una planta para prevenir el cáncer (via Menshealth)

Lo has comido más de una vez para dar más sabor a tus platos pero sin conocer sus propiedades tan saludables. Estamos hablando del orégano.


Planta anticáncer

Uno de los condimentos típicos de las pizzas puede ser la clave para proteger la próstata.
Unos resultados preliminares que se desprenden de un estudio que está llevando a cabo la Universidad de Long Island (EE.UU.) sugieren que tomar carvacrol, el componente activo del orégano, puede causar la autodestrucción de las células cancerígenas de la próstata de los humanos.
Nuevos estudios analizarán si el carvacrol conserva esta característica tras ser ingerido. Para curarte en salud, añade orégano a los alimentos.

martes, 18 de diciembre de 2012

Conducir y textear, tan peligroso como hacerlo ebrio (via el universal)


Enviar mensajes de texto por el celular mientras se conduce es igual de peligroso que conducir bajo el efecto del alcohol o de la mariguana, según un estudio publicado en la revista de Informes de Investigación de Comunicación.
"El nuevo estudio es uno de los primeros en analizar todo el cuerpo de evidencia científica sobre textear mientras se conduce", explicó Michael J. Beatty, profesor de la Escuela de Comunicación de la Universidad de Miami y uno de los investigadores del estudio.
De hecho el 28 por ciento de los accidentes automovilísticos por año son atribuibles al uso de teléfonos celulares y mensajes de texto mientras se conduce, según la Comisión Nacional de Seguridad de Estados Unidos, reconoce el informe.
Aunque tiene sentido que textear mientras se conduce no es una buena idea como cualquier otra distracción que interfiere con el rendimiento al manejar "nos vimos sorprendidos por el alcance y la consistencia del efecto en los estudios", dijo Beatty.
"Textear mientras se conduce es claramente muy peligroso, no sólo para unas pocas personas que no pueden realizar varias tareas, es peligroso para todos", subrayó.
Los resultados sugieren que una fuerte campaña de información pública y leyes que prohiban textear mientras se conduce pueden salvar vidas.
De la misma manera que se han salvado vidas, al exigir el uso del cinturón de seguridad, la instalación de bolsas de aire, la reducción de los límites de velocidad, y medidas enérgicas contra conductores ebrios, concluyó el informe.

Alterar horas de comida provoca obesidad (via el universal)


Modificar los horarios de comida puede ser una causa importante de trastornos en nuestro metabolismo. La sincronización circadiana es necesaria para el buen funcionamiento del cuerpo humano y alterarla conlleva a desajustes en el organismo que podrían contribuir al problema de obesidad que actualmente vive la población mundial.
Los ritmos circadianos son resultado de los ciclos de la Tierra. El día y la noche imponen retos de adaptación a nuestra conducta y órganos: durante el día estamos activos, despiertos, comemos y tenemos funciones digestivas; por la noche dormimos, descansamos, se reparan los tejidos, entramos en un estado de ahorro energético y nos baja la temperatura.
Aunque pareciera que estos ciclos no son importantes, constantemente nuestro organismo tiene que ajustarse a ellos.
Asimismo, en el cerebro tenemos un reloj biológico que recibe señales directas del ojo sobre los cambios de luz y oscuridad, las cuales son transmitidas por el sistema simpático, parasimpático y algunas hormonas a todos los órganos e, inclusive, a la piel, de manera que nuestros órganos ciclan y presentan momentos de mucha actividad y de poca actividad.
La doctora Carolina Escobar Briones, de la Facultad de Medicina de la UNAM, explicó que nuestros órganos se rigen por ciclos y que en todas las células del cuerpotenemos genes reloj, que presentan ciclos de 24 horas e interactúan con los genes que regulan el metabolismo en la glucosa.
Explicó que cada uno de estos procesos está coordinado por ritmos circadianos, los cuales le dan un orden temporal al organismo para que nuestra fisiología funcione adecuadamente y que, al verse alterados, nos llevan a subir de peso y presentar síndrome metabólico.
"Sabemos que en la actualidad hay muchos factores que nos hacen no dormir bien de noche y cambiar la actividad que debería ser predominante del día hacia la noche. La actividad nocturna le va a dar señales al reloj biológico y lo va a modificar. Los jóvenes a los que les gusta desvelarse y las personas que trabajan de noche están expuestas a esta situación", advirtió la investigadora universitaria.
Como parte de los diversos estudios de investigación que han realizado en su laboratorio, la doctora Carolina Escobar comentó que algunos de los resultados han sido que quien se desvela y trabaja de noche, tiende a comer a deshoras, por lo que esto podría interferir con su reloj biológico y enviar señales equivocadas a los órganos.
Entre otras cosas, se ha encontrado que los niveles de glucosa, colesterol y triglicéridos se alteran al ajustar el estilo de vida, además de que comer en la fase de sueño genera problemas de sobrepeso y obesidad, por lo que al estar todos los índices por arriba de lo normal existe un síndrome metabólico.
Señaló que nuestro reloj biológico coordina a los órganos para que funcionen a ciertas horas y realicen determinadas actividades en el momento preciso, es decir, mantiene una congruencia y una homeostasis metabólica. Cuando este reloj da las señales equivocadas, ya sea por la actividad social o por comer durante la noche, se presenta un desajuste en la cuerpo humano, ya que muchas de estas funciones que se deben realizar durante el día son realizadas por la noche cuando nuestro organismo no está preparado para hacerlo.
"Queremos proponer que el sistema circadiano y la alteración de nuestros ritmos circadianos son un factor muy importante que pueden contribuir al problema de obesidad que estamos viviendo en nuestra población, aunque tengamos propensión genética, el estilo de vida ha cambiado mucho, sobre todo en mucha gente joven que no duerme bien", concluyó Escobar Briones.
Dirección General de Divulgación de la Ciencia, UNAM

lunes, 17 de diciembre de 2012

Sobrevive al brindis de tu oficina (CNNExpansion)


A pocos días de concluir el año, los festejos decembrinos de las empresas son una oportunidad para convivir con compañeros de otras áreas y con los jefes, en un ambiente menos formal; pero si no tienes cuidado también puede ser el fin de tu reputación profesional.

Cinco de cada 10 trabajadores suelen tener un comportamiento inapropiado por excederse de copas, como coquetear con el jefe, tener relaciones sexuales, contar historias personales, pelearse con un compañero y conducir ebrio, señala una encuesta de la organización Caron Treatment Centers, en Pennsylvania.

"Algunos empleados se olvidan que la fiesta anual entra en un marco de negocio, aunque sea un evento social. Es claro que los jefes no pueden observar todos los movimientos de su trabajador, pero siempre hay alguien atento a tu comportamiento y un hecho puede cambiar la opinión sobre tu persona", comenta el autor del libro Business: Ultimate Resources, John Reh.

El 56% de más de 500 entrevistados por Caron Treatment Centers reconocieron que haber tenido repercusiones en su trabajo por su comportamiento en la fiesta de fin de año; el 36% aceptó que su reputación quedó dañada de manera permanente.

Por otro lado, una encuesta de la firma Office Team -especializada en contratación temporal- entre 500 empleados estadounidenses reveló que ocho de cada 10 empleados aprovechará los eventos de fin de año para hacer otros contactos laborales y acercarse a los directivos en un ambiente más relajado.
Hay aspectos que debes considerar para no poner en riesgo tu reputación laboral en estas fechas. Estas son ocho reglas sugeridas por la compañía de Recursos Humanos, Adecco:  

1.- ¿Jeans o traje? En términos de código de vestimenta es recomendable investigar (sobre todo si es tu primer evento en esa organización) qué tan formal es la reunión.

Una estrategia que nunca falla es revisar las fotos de la fiesta o el brindis del año anterior. La idea es apegarse a la formalidad o informalidad del evento.

Sea de día o por la noche, lo que está descartado es la exageración. Más vale discreción con el tema de escotes, minifaldas, peinado, maquillaje, accesorios. Es la fiesta del trabajo, no un encuentro familiar.
2.- Bebidas, con límite. Resulta tentador estar frente a un menú y una bebida que no se tiene a diario en casa. El riesgo de excederse es tener que salir temprano de la fiesta porque se te pasaron las copas y tu comportamiento empieza a dar de qué hablar.

Éste es de los puntos más dañinos para la imagen laboral y personal, advierte Adecco. Los excesos en estas fiestas pueden representar el fin de tu carrera en una empresa, dependiendo de tus actos.
¿Por qué arriesgar?, aunque no te despidan, los ambientes laborales son "despiadados" y los comentarios no se harán esperar. El alcohol relaja y puede hacerte olvidar que estás en un contexto de trabajo y no en un evento personal.

3.- Coquetear está prohibido. El festejo con los compañeros de trabajo no es el momento más adecuado para externar sentimientos. Tampoco es válido comentar temas delicados o sacar enfrente de otros todo aquello que detestas de la oficina. Deja a un lado los problemas familiares y personales para no afectar el ambiente de la reunión.
4.- El amigo secreto. Las dinámicas de integración entre grupos de colegas están totalmente fuera de lugar en los eventos decembrinos. Los intercambios y regalos -a menos que sean entre todos los colaboradores- suelen remarcar la existencia de divisiones entre grupos y nada aportan a la integración general de la organización.

5.- Baile discreto. Ser el alma de la pista puede ser una tentación, pero es mejor evitarlo. Puedes disfrutar de este momento y animar a otros a unirse al grupo, sin llegar a desfiguros. Los pasos más atrevidos y tus clases de baile son cuestiones personales.

6.- Momentos Facebook. Está muy bien querer guardar imágenes de la reunión. Si vas a subir un par a las redes sociales, la regla es: prudencia. No arruines tu imagen y la de otros anexando imágenes o videos que, aún cuando son chistosos, sacan lo peor de ti. Eso no sólo arruina la reputación propia o de otros, también la de la empresa.

7.- Deja al Grinch. Si lo tuyo no son las reuniones sociales y estas fiestas te parecen un pretexto para gastar, eso que quede en casa, a nivel laboral es una buena oportunidad para reunirse con tus compañeros. La capacidad de adaptarse es valiosa, ponla en práctica y extiende tus contactos.

8. ¡A descansar! Quedarse hasta el final de la fiesta para ver "quién le sigue" no es precisamente la mejor actitud. Lo recomendable es retirarse a casa antes o cuando termine el evento. Generalmente, el día siguiente es laboral y ahí es donde se ve quién sabe asistir a un festejo profesional y quién no, precisa la firma de recursos humanos, Adecco.

viernes, 14 de diciembre de 2012

Tu hijo de 3 años y 8 meses (via baby center)


El desarrollo de tu hijo

Surgen muchas preguntas al acercarse el cuarto cumpleaños de tu hijo: ¿Está bien que use la computadora ahora?¿Alguna vez va a comer algo que no sea blanco? ¿Cómo puede decirme esas mentiras? ¿Se supone que la del dibujo soy yo? 

Las computadoras pueden ser excelentes para el aprendizaje, pero a los 3 años no son necesarias. Si tu hijo parece estar muy interesado, y tú estás preparada para vigilar de cerca su juego, busca juegos y sitios web que promuevan la creatividad artística o lo preparen para las matemáticas y la lectura, enfatizando habilidades como contar y el reconocimiento de letras y formas. Menos de una hora frente a la computadora, con tu hijo en tu regazo o a tu lado, es más que suficiente por ahora. 

A los 3 años, lo que suena a balbuceo sin sentido proveniente de la boca de tu hijo es de hecho un tipo sofisticado de experimentación con el lenguaje. Podría llamar a su hermano "Lolo" o decir: "Mira esa bonísima flor”. Estas imaginativas creaciones ocurren con más frecuencia al ir desarrollando cada vez más su destreza con el lenguaje. Síguele la corriente e invéntate también algunas palabras. 

Tu vida ahora

Puede ser un reto mantenerte organizada cuando vives con un pequeño huracán. En una casa todo tiene su lugar, pero sólo hasta que tu hijo pasa por una habitación. La forma más segura de perder la razón es insistir en que todo esté siempre perfectamente limpio y ordenado. Gastarás todo tu tiempo y energía recogiendo lo que tira, sólo para verlo tirado otra vez en unos minutos. Gradualmente tu hijo será más capaz de guardar sus juguetes o libros justo después de haberlos usado y no dejar montones de ropa en el piso, pero tal vez no sea antes de que empiece a ir a la escuela, ¡o incluso antes de que salga de la escuela! 

¡Vamos a jugar!

Una excelente actividad para disfrutar con tu pequeño este mes

Consejo de otros padres: la solución de la caminata

"Si vamos a ir a algún lugar donde sé que mis hijas tendrán que estar sentadas quietas durante un buen rato, siempre me aseguro de que hagan suficiente ejercicio antes. A veces caminamos hasta allá, o al menos nos bajamos del autobús unas cuantas paradas antes. Si están lo suficientemente cansadas, por lo general se quedan sentadas quietecitas el tiempo necesario." 

viernes, 7 de diciembre de 2012

Actividades divertidas para fomentar el desarrollo del habla de tu niño (via babycenter)


Si tienes un niño pequeño, es probable que muchas veces no entiendas lo que te quiere decir. Una de las mejores formas para ayudarlo a comunicarse mejor, es escuchándolo. Es importante que converses siempre con él y le hagas preguntas para que así tenga muchas oportunidades de expresarse. 

Los niños aprenden de diferentes maneras, es por eso que aquí te ofrecemos algunas ideas para fomentar el desarrollo del habla de tu niño, de acuerdo a su estilo de aprendizaje. Pero ten en cuenta que tu niño se puede beneficiar de todas las actividades. 

Aprende al escuchar

Habla siempre con tu hijo. Cuéntale esa historia interesante que leíste recientemente en el periódico. También le puedes describir una conversación que tuviste con un colega del trabajo. Cuando vayan al supermercado, explícale lo que estás comprando. 

Es importante que te acostumbres a describirle tus tareas cotidianas. Si estás lavando ropa, por ejemplo, puedes decirle: “Cuando la ropa esté seca, la vamos a doblar y luego la guardaremos en el armario”. 

Tal vez te parezca que tu niño no te está prestando atención. Sin embargo, está asimilando tu vocabulario y la estructura de tus oraciones. Esto le ayudará a conectar las palabras con los conceptos. No te sorprendas cuando esté platicando con su amiguito y repita algo que dijiste en una de tus recientes conversaciones telefónicas. 

Haz preguntas. Es recomendable que le hagas una pregunta amplia a tu niño como “¿Qué hiciste en el parque?”, para que de esa manera te ofrezca varios detalles. Evita hacerle preguntas como “¿Te divertiste en el parque?”, ya que te sólo te responderá con un sí o un no. 

Dale la oportunidad de describir lo que hizo en el parque y escúchalo con entusiasmo por más insignificantes que te parezcan algunos detalles. Aprovecha y disfruta de la conversación de tu pequeño ya que en un abrir y cerrar de ojos, tendrás frente a ti a un adolescente mudo. 

Grábalo cantando una canción o contando un cuento. A tu hijo le encantará escuchar su propia voz cuando sale de un “mágico” aparato electrónico. Además le fascinará cuando lo escuchen otras personas. Guarda esas grabaciones; en unos años tú y tu hijo se divertirán al escucharlas. 

Relean su libro favorito. Intenta, esta vez, hacer una pausa en los puntos importantes para dejar que él termine las oraciones. O cuando le leas la historia, bríncate algunos detalles claves para ver si está poniendo atención. Si al pequeño algo no le suena correcto, es probable que te corrija. 

Aprende al ver

Graba a tu hijo mirando un libro o contando una historia. Para hacer esto aún más divertido, pídele que se disfrace como uno de los personajes del cuento y que actúe una escena. Pon el video y véanlo juntos. Pídele que hable acerca de su actuación. Y no te olvides de elogiar su capacidad de hablar. No le llames la atención si no pronuncia correctamente algunas palabras. El objetivo es que se sienta cómodo hablando frente a otras personas. 

Sugiérele que te describa un video o un show de televisión. A los niños les encanta hablar de cosas que conocen y disfrutan. Una de las maneras más fáciles de entablar una conversación con tu niño, es preguntándole sobre lo que está pasando en su programa de televisión favorito. Programas como Plaza Sésamo y Blue's Clues están diseñados para que los padres participen. 

Pídele a tu hijo que te cuente un cuento usando un libro ilustrado sin palabras. Esta actividad no sólo desarrollará su capacidad de hablar sino que también sentirá que está leyendo, aunque no pueda reconocer ninguna palabra. Un buen libro para esta actividad es Good Night, Gorilla (Buenas noches gorila) de Peggy Rathmann. 

Aprende con el movimiento

Vayan de paseo. Vayan al bosque y lleven una cajita para recolectar tesoros (plumas, piedras curiosas y hojas de colores). Cuando lleguen a casa, pídele a tu hijo que describa “sus tesoros” a la familia: su color, forma y tamaño. También puede explicarles para qué sirve cada objeto. 

Jueguen a “la hora de los cuentos”. Éste, es un juego divertido para toda la familia. Por ejemplo, tú puedes comenzar a narrar una historia (“Había una vez un dragoncito que vivía en una cueva”), y tu niño puede continuar y describir la próxima oración. 

Deja que tu hijo diga lo que quiera en cualquier momento, y si no puede inventar toda una oración completa él solito, ayúdalo haciéndole preguntas como “¿De qué color era el dragón?”, o “¿Tenía hermanos?”. Anota o graba todo lo que diga cada persona. 

Pídele a tu hijo que te cuente una historia simple y escríbela. Puedes ayudarlo haciéndole preguntas acerca de un evento específico, como su fiesta de cumpleaños. Si no incluye detalles importantes o dice algo que no entiendes, pídele que te lo explique. 

Cuando te describa algo, repíteselo de otra manera (“¿Así que todos tus amiguitos vinieron a festejar contigo?”). Así se dará cuenta que puede describir el mismo evento de diferentes formas. 

También le puedes sugerir que haga dibujos que describan la historia. Una vez que termine los dibujos, puedes formar con éstos un pequeño libro. Saca el libro de vez en cuando y pídele a tu niño que te cuente la historia otra vez. 

Obtén en nuestro sitio más ideas sobre actividades y juegos, que puedes hacer con tu pequeño.

Kobe vs Messi: Legends on Board - Turkish Airlines

miércoles, 14 de noviembre de 2012

Cómo saber si tu hijo está preparado para el preescolar (via Baby Center)


La mayoría de los centros preescolares en Estados Unidos aceptan niños a partir de los 2 años de edad (esto es distinto de las guarderías, donde aceptan hasta recién nacidos). Sin embargo, eso no significa que tu hijo esté preparado para el preescolar. El estar preparado tiene que ver con su nivel de desarrollo, más que la edad. 

Sería bueno que te preguntaras si está social, emocional, física y cognitivamente preparado para participar en un programa educativo diario con un grupo de niños. Puede ser tentador decir “Sí, mi hijo está listo”. Sin embargo, la mejor decisión la tomarás al meditar y pensar en la forma de ser de tu hijo y al hablar con personas que lo conocen bien, como tu esposo, su pediatra o su niñera

Las siguientes preguntas, provistas por Patricia Henderson Shimm, directora del Barnard College Center for Toddler Development en New York y coautora de Parenting Your Toddler (Cómo criar a tu pequeño), te ayudarán a pensar en los factores más importantes a la hora de evaluar si tu hijo está listo para entrar al preescolar. 

¿Es suficientemente independiente?

El preescolar requiere que tu hijo haya desarrollado ciertas habilidades básicas. Por ejemplo, que sepa comer sin ayuda y dormir solo. 

¿Ha pasado tiempo lejos de ti?

Si tú o algún pariente, han sido los únicos que han cuidado a tu hijo, es posible que le sea más difícil separarse de ti cuando esté en el preescolar. Los niños que están acostumbrados a estar separados ocasionalmente de sus padres suelen no tener problemas al entrar al preescolar. 

Si tu hijo no ha tenido demasiadas oportunidades para estar separado de ti, quizá sea una buena idea planificar un fin de semana con la abuela, por ejemplo, o un día con tu hermana y sus hijos. Pero incluso si tu hijo no puede lidiar con el miedo a la separacióndesde el principio, no te preocupes demasiado. 

A muchos niños que se separan de sus papás por primera vez para ir al preescolar, les va bien. Lo importante es ayudar a tu hijo a adaptarse poco a poco. 
Muchas escuelas preescolares te permiten llevar a tu hijo sólo una hora o dos durante sus primeros días. A medida que se vaya acostumbrando al nuevo entorno, podrás aumentar el número de horas que asiste hasta que vaya todo el día. Algunos expertos creen que el preescolar puede incluso ser más importante para niños que han estado en la casa con sus padres, ya que los ayuda a prepararlos para entrar a la escuela. 

¿Juega solo?

Los centros preescolares regularmente tienen actividades que requieren concentración como proyectos de arte y manualidades. Si a tu hijo le gusta dibujar en la casa o hacer rompecabezas y otras actividades, es un buen candidato para el preescolar. Pero aunque sea de los niños que piden ayuda para todo, puedes empezar a prepararlo para que sea más independiente, pidiéndole que juegue solo, alrededor de media hora. Por ejemplo, mientras lavas los platos, anímalo a que haga muñequitos con plastilina. Con el tiempo, puedes aumentar el tiempo que juega solo. Tu meta es que te concentres tú misma en una actividad para que él pueda enfocarse en la suya sin que tengas que ayudarlo mucho. 

¿Participa en actividades de grupo?

Muchas actividades de preescolar, como la reunión matutina en la que todos los niños se sientan en círculo, requieren que todos participen al mismo tiempo. Estas interacciones ofrecen a los niños la oportunidad de jugar y aprender juntos, pero también de estar quietos, escuchar cuentos y cantar canciones. Esto puede ser muy difícil para niños menores de 3 años, que son exploradores por naturaleza y no siempre están preparados para jugar con otros niños

Si tu hijo no está acostumbrado a las actividades en grupo, lo puedes llevar a escuchar cuentos a tu biblioteca local, o inscribirlo en una clase de alguna actividad para que se acostumbre a jugar con otros niños. 

¿Tiene un horario regular?

Los centros preescolares por lo general siguen una rutina predecible: la reunión matutina, la merienda, la hora del recreo y luego el almuerzo. Existe un buen motivo para ello. Los niños tienden a sentirse más cómodos y en control cuando tienen una rutina que se repite todos los días. Así que si tu hijo no tiene una rutina predecible, puedes empezar a establecer un horario un poco antes de que comience el preescolar. Empieza por darle las comidas siempre a la misma hora. También pueden visitar el parque todas las tardes o establecer un ritual nocturno (un baño, un cuento y a dormir). 

¿Está preparado físicamente?

El preescolar mantiene ocupados a los niños, ya sea mediante un programa de medio tiempo o de todo el día. Cuentan con varias actividades como proyectos de arte o visitas a parques. Es recomendable que tengas en cuenta si a tu hijo le gustan ese tipo de actividades o le cuesta pasar de una cosa a la otra sin ponerse de mal humor. 

Es importante considerar cómo y cuándo tu hijo necesita dormir la siesta. En las escuelas de preescolar, por lo general, los niños duermen la siesta después de comer. Si tu pequeño se mantiene despierto hasta esa hora o incluso todo el día, eso quiere decir que está preparado para ir a la escuela. Si todavía necesita una siesta a media mañana, posiblemente no sea el momento de ir al preescolar. Lo puedes ayudar a que se mantenga despierto hasta después del mediodía, si te aseguras que duerma bien por la noche. 

Si eres flexible en tu horario, posiblemente te resulte más fácil inscribirlo en un programa de medio tiempo para que se vaya acostumbrando al ajetreo de la vida escolar. Puedes aumentar gradualmente el tiempo que asiste a la escuela, según se vaya sintiendo más cómodo. 

¿Por qué quieres que vaya al preescolar?

Piensa detenidamente acerca de cuáles son tus metas al llevar a tu hijo al preescolar. ¿Necesitas tiempo para ti o es que quieres que vayas a un preescolar? Puede haber otras opciones si no te parece que tu pequeño está preparado para ir a la escuela. 

¿Te preocupa que si no lo inscribes en el preescolar no estará preparado para la escuela? La mayoría de los expertos están de acuerdo en que hay muchas otras maneras de desarrollar las habilidades necesarias para tener éxito en la escuela, incluyendo ir a una buena guardería. También si pasa tiempo contigo en la casa o con otra persona que lo cuide y le dedique tiempo y atención. Un estudio del Instituto Nacional Estadounidense de Salud Infantil y Desarrollo Humano encontró que, el desarrollo de los niños florece, cuando los cuida alguien a quien realmente les preocupa su bienestar y se asegura que realizan una amplia variedad de actividades apropiadas para su edad. Los niños no necesitan estar inscritos en una escuela preescolar para estimular su aprendizaje. 

Los siguientes pueden ser signos de que tu hijo está listo para ir a la escuela: si siempre quiere aprender cosas nuevas y explorar o está preparado para ampliar sus horizontes sociales e interactuar con otros niños. También puedes considerar inscribirlo en un centro preescolar si crees que no tiene el suficiente estímulo en casa o en la guardería

lunes, 20 de agosto de 2012

Estrategias de disciplina por edad (via baby center)


Escrito para BabyCenter en Español

Todos hemos visto estas escenas: el niñito malcriado tirándole arena a los demás en el parque; el lloroncito de 3 años que no se calla hasta que sus padres le compran un dulce en el supermercado; la niña que le falta el respeto a su madre gritando "¡porque no quiero!" en el restaurante. 

Y hemos mirado a sus padres con cierto desdén, seguros de que nosotros nos portaríamos de manera muy diferente si nuestros hijos se estuvieran portando de tan espeluznante manera. 

Hasta que nos pasa a nosotros: nuestro niñito tiene un ataque que nos agarra completamente de sorpresa. Y de repente, eres  esa mamá o papá que no sabe qué hacer frente a tan difícil situación. La verdad es que todos los niños presentan problemas de conducta que ocurrirán en edades diferentes, y será responsabilidad nuestra encontrar la mejor manera de solucionarlos. 

¿Por qué es la disciplina un dilema tan grande? Porque ponerla en práctica es como caminar por una cuerda floja. Por un lado está el peligro de ser demasiado permisivos, porque nadie quiere criar a niños consentidos y tiranos; por el otro, está el miedo de controlarlos excesivamente, porque tampoco queremos ser tan duros que lleguemos a criar a niños miedosos, tímidos y tristes. 

Lo que necesitamos es encontrar un término medio para lograr educar a niños respetuosos, afectuosos y bien portados. 

Primero, las reglas básicas 

Para preparar el escenario y disciplinar a los niños con éxito, éstas son las reglas básicas con las que concuerdan muchos expertos: 

1. Todos tenemos responsabilidades. Hay que enseñar a los niños, desde el principio, que en la familia hay un sistema de apoyo recíproco, por el cual todos se ayudan y colaboran. Hasta una bebé puede "ayudarte" a alzarla, levantando sus bracitos hacia ti. 

2. El respeto tiene que ser mutuo. Una de las quejas más comunes de los padres con relación a sus hijos y viceversa es: "No me estás escuchando". Procura dar un buen ejemplo desde el principio, y cuando tu niñito trate de decirte algo, interrumpe lo que estés haciendo, ponle atención y escúchalo. Así más tarde podrás exigirle el mismo comportamiento. 

3. La clave está en la constancia. ¿Quieres criar a un niño con fortaleza emocional? Sé constante y firme con relación a las normas y tareas. Es preferible insistir en que el niño ayude con una única tarea que no exigirle absolutamente nada. Tu firmeza y constancia le enseñarán a tu hijito que le quieres lo suficiente como para esperar que se comporte responsablemente. 

4. La vida no siempre es justa. Los padres tenemos mucho miedo de decepcionar a nuestros niños, demasiado, dicen muchos expertos. Pero, si los niños nunca pasan por situaciones dolorosas o frustrantes, como al tener que compartir un juguete o esperar su turno, o si nunca sienten tristeza ni desilusión, no tendrán la oportunidad de desarrollar las habilidades psicológicas esenciales para su felicidad. O sea que si tu niño se enfada porque a su hermanito más pequeño le tocó un castigo diferente, por ejemplo, está bien que le digas: "Sé que te parece injusto, y siento que te moleste, pero la vida no siempre es justa". 

Las herramientas: Bebés, niños pequeños y niños mayores 

Atención: Nuestras herramientas no están garantizadas, y ninguna de ellas será perfecta para todos los padres y niños. Pero sí te ofrecerán opciones a la hora de disciplinar a tus hijos, ¿y a qué padre no le gustaría contar con más "armas secretas"? 

Herramienta: Dale amor en abundancia. 
Edad: De recién nacido a 12 meses (¡y mucho más!). 
Cómo funciona: Seguramente te habrás preguntado si tu bebé se está saliendo con la suya cuando vas y lo alzas por la enésima vez. ¿Debes de empezar a imponerle límites? Todavía no, dicen los profesionales. Al responder a las necesidades de tu bebé no lo estás consintiendo ni "malcriando", ya que es imposible consentir o mimar demasiado a un bebé. 

De hecho, el resultado será precisamente lo contrario: al darle a tu bebé todo el amor y atención posibles ahora, le estás ayudando a transformarse en una persona bien equilibrada y comportada. Tu bebé está aprendiendo a confiar en sus padres, y su forma de hacerlo es comprobando que siempre estás presente para responder a sus necesidades. 

Con el tiempo, esa confianza hará que tu hijito se sienta más seguro y menos ansioso, sabiendo que reconoces y atiendes a sus deseos y necesidades. Y cuando más tarde llegue la hora de imponer límites y normas, tu pequeño confiará también en tus decisiones y entenderá que lo quieres aunque tengas que corregirlo. 

Ejemplo de cómo usar esta herramienta: Tu bebita de 4 meses está llorando, a pesar de que le diste el pecho hace media hora. Tu suegra dice que la dejes llorar. Está equivocada, dicen los expertos. Su llanto es su forma de decirte que necesita algo, aunque no sepas lo que es. Prueba caminar un rato con ella, volverla a amamantar, o mecerla y cantarle una canción. Tu hijita necesita saber que estás ahí para asistirla, aunque lo único que necesite sea una siesta. 

Herramienta: Elimina y sustituye. 
Edad: 6 a 18 meses. 
Cómo funciona: Como todos nosotros, los niños aprenden haciendo. Eso significa que cuando tu niñito tira al suelo su plato de frijoles es porque quiere ver qué va a pasar, y no porque tiene ganas de enojarte o ensuciar el suelo de la cocina. 

Esto no quiere decir que tengas que permitirle hacer todo lo que quiera, o algo que a ti no te guste, y muchísimo menos que juegue con algo peligroso. Cuando eso ocurra, quítale el objeto o lleva a tu niño hacia otro lugar. Ofrécele entonces algo más seguro, que ensucie menos o no sea tan destructivo. Al sustituir el objeto por otra alternativa evitas que se desespere. 

Es importante que le expliques lo que estás haciendo, aunque sea demasiado pequeño para entenderlo del todo. Le estás enseñando la importante lección de que algunos comportamientos son inaceptables y que, cuando sea necesario, tú le cambiarás de actividad. 

Ejemplo de cómo usar esta herramienta: Tu bebé de 8 meses insiste en morder las cuentas de tu collar favorito. En lugar de permitírselo (ya que podría romper el hilo y atragantarse con una cuenta) o continuar sacándole el collar de las manitas una y otra vez, quítate el collar y guárdalo, explicándole que "el collar de mamá no se puede morder". Dale entonces una mordedera o juguete para morder y dile, "esto sí se puede morder". 

Herramienta: Arreglen juntos el problema. 
Edad: 12 a 24 meses. 
Cómo funciona: Volviendo al ejemplo del plato de frijoles, es importante diferenciar entre un bebé que juega a tirar su comida al suelo y un niñito que lo hace intencionalmente, sabiendo que está ensuciando la cocina para que luego mamá o papá la limpien. 

Ese punto de transición ocurre cuando el niño es capaz de entender que está haciendo algo que no debe de hacer, normalmente alrededor de su primer cumpleaños. Cuando te mira con expresión traviesa y luego tira los frijoles, es hora de reaccionar. Lo que tienes que hacer es empezar a enseñarle el concepto de ser responsable de sus acciones. 

Ejemplo de cómo usar esta herramienta: Tu hijito ha ensuciado todo el piso bajo su sillita a la hora de comer. Cuando termine, sácalo de la sillita, ponlo en el suelo y pídele que te alcance unos frijoles y te "ayude" a recoger. Háblale sobre lo que están haciendo: "Hemos tirado comida al suelo, o sea que ahora tenemos que limpiar". 

Herramienta: Refuerza lo positivo. 
Edad: 12 meses en adelante. 
Cómo funciona: Este truco es fácil: Cuando tu niñito se esté portando bien, díselo, en lugar de sólo hablarle para llamarle la atención por hacer algo mal. Recompensar el buen comportamiento en lugar de reprochar el malo es un hábito que requiere un poco de práctica, pero a la larga es más eficaz. 

Cómo usar esta herramienta en el cotidiano: Es la hora de la siesta (lo cual a veces se transforma en un momento de disputa con tu niñita). Motívala elogiando hasta el mínimo esfuerzo de su parte: "Qué bueno que has dejado de jugar cuando te lo pedí. Eso significa que tendremos tiempo para leer un cuento. Si te acuestas rapidito, tendremos aún más tiempo y podremos leer dos cuentos". Sigue felicitándola por todo y cualquier cambio positivo en su conducta a la hora de la siesta, y recompensa sus intentos con cuentos o canciones. 

Herramienta: Solicita la ayuda de tu niño. 
Edad: 12 meses a 8 años. 
Cómo funciona: Los estudiosos han descubierto algo que muchos padres todavía no han percibido: los niños llegan al mundo programados para ayudar y cooperar. Todo lo que tenemos que hacer como padres es aprovechar esta tendencia natural. Muchas veces, nosotros los padres no lo notamos porque no esperamos que los niños quieran ayudar. 

Un estudio realizado en 2006 apoya esta idea. Investigadores del Instituto Max Planck de Antropología Evolucionaria, en Alemania, descubrieron que, desde los 18 meses, los niños demuestran cualidades altruistas y cooperativas. 

Lo demostraron de una manera muy sencilla: un investigador fingía que le costaba tender una toalla con una pinza o apilar una serie de libros. Cuando al investigador se le caía la pinza o se le desmoronaba la pila de libros, los niñitos corrían y le alcanzaban la pinza o volvían a ordenar los libros. Pero cuando el investigador cometía esos mismos errores sin fingir que le costaba hacerlo, o sea, sin que pareciera necesitar ayuda, los niñitos no se movían. Eso prueba que entendían lo que significa ayudar a los demás. 

Haz que tu niñito participe (aunque lo haga a su manera) en las tareas del hogar, con eso le estás enseñando que en la casa todos cooperan y trabajan juntos. Dependiendo de su edad, puede lavar una verdura, alimentar al perro o separar la ropa que se ha lavado por cada miembro de la casa. Le estarás enseñando a ser un buen ayudante, lo cual es una de las habilidades más importantes en la vida porque los expertos han comprobado que las personas con mayor salud mental son aquéllas que han aprendido a ayudar a los demás. 

Aunque ésta no parezca ser una estrategia disciplinaria, lo comprobarás cuando la empieces a aplicar. Una vez que hayas enseñado a tu hijito a cooperar, esta cualidad te será muy útil porque al delegarle un "trabajo" evitas ciertas situaciones que podrían provocar un berrinche o rabieta. 

Ejemplo de cómo usar esta herramienta: Estás en el supermercado (uno de los escenarios predilectos de los niños para las rabietas). Cuando tu niñito empiece a agitarse, tratando de escapar del carrito de compras, enséñale una caja de cereal y dile: "Tengo que comprar comida, y necesito que me ayudes". Entonces dale la caja de cereal y deja que él la coloque dentro de la canasta. También puedes pedirle que sea tu "buscador" y te ayude a encontrar las comidas y los productos que necesitan. 

Herramienta: Controla su coraje. 
Edad: 12 a 24 meses. 
Cómo funciona: Los niños de 12 a 24 meses son susceptibles a las rabietas porque aún no son capaces de controlar sus emociones, explican los expertos. 

El primer paso que hay que tomar en estas situaciones es permitir que el niño se tranquilice como pueda. Si te permite que lo abraces, mécelo entre tus brazos hasta que se calme. Si cuando lo tocas se enfurece más todavía, dale espacio para que logre calmarse él solito. 

No trates de charlar sobre lo ocurrido hasta que haya pasado su tormenta emocional. Pero una vez que se calme, no dejes de hablar con tu niñito sobre lo que ocurrió, aunque te parezca que todo se ha solucionado. Rebobina la película y vuelve a la escena del crimen. Ésa es la única forma de corregir los errores que se hayan cometido. 

Ejemplo de cómo usar esta herramienta: Tu niñito se negó a vestirse y se puso como loco, tirando sus juguetes por la habitación. Una vez que se haya calmado, llévalo hacia los juguetes que ha tirado y dile con calma pero con firmeza que es hora de recogerlos. Si la tarea parece ser demasiado grande para él, divídela. Señala algunos juguetes y di, "tú recoges los de ahí y yo recojo los de allá". Quédate con él hasta que haya terminado su parte. 

Si se niega o empieza a tener otra rabieta, el ciclo se repite, pero esta vez espera un poquito más hasta que se calme completamente, y asegúrate que sepa que vas en serio. Vuelve entonces a decirle que recoja los juguetes. 

Herramienta: Háblale en su idioma. 
Edad: 12 a 24 meses. 
Cómo funciona: A veces el secreto para que los niños hagan lo que tienen que hacer o dejen de hacer lo que no deben depende, simplemente, de que nos comuniquemos con ellos de una forma que realmente entiendan. El pediatra Harvey Karp, autor del libro El bebé más feliz del barrio sugiere que los padres vean a su niñito como un "hombrecito prehistórico" y que le hablen como tal. En otras palabras, háblale de forma casi primitiva, de la manera más sencilla posible. 

Karp se refiere a esta estrategia de comunicación como la "regla de la comida rápida" porque te portas básicamente como el cajero en una ventanilla de comida rápida: repites la orden y dices el precio. Usa frases cortas y mucha repetición, gestos y expresividad para mostrarle a tu niño que entiendes perfectamente lo que él quiere o piensa. 

Ejemplo de cómo usar esta herramienta: Tu hijito le arranca un juguete de las manos a su amiguito. En lugar de sentarlo para un tiempo de castigo o tratar de explicarle por qué lo que hizo está mal (dos estrategias en las que asumes que tu niño ha avanzado lo suficiente en su desarrollo como para comprender lo que ha sucedido), repítele lo que crees que está pensando o sintiendo: "Tú quieres el juguete". 

Al reconocer sus sentimientos, le estás ayudando a tranquilizarse. Y una vez que se haya calmado lo suficiente para poder escucharte, podrás transmitirle tu mensaje disciplinario, aunque en la versión simplificada: "Agarrar, no. Juguete de Pablo". Aunque al principio te parezca raro, verás como sí funciona. 

Herramienta: Obedece sus "no". 
Edad: 12 a 36 meses. 
Cómo funciona: "No" suele ser una de las primeras palabras que aprenden los niños, y casi inmediatamente se transforma en la que más les gusta. Como sabemos los papás, esa negatividad y rechazos constantes se vuelven un poco fastidiosos. Aunque parezca mentira, una de las maneras de prevenir los incansables "no" es procurando tomarlos en serio cuando tu hijito los pronuncie. Al fin y al cabo, todos nosotros tenemos la costumbre de repetir lo que decimos cuando creemos que no nos están escuchando, ¿no es cierto? 

Ejemplo de cómo usar esta herramienta: Tu hijito está corriendo de un lado a otro con el pañal sucio, pero se niega a dejar que lo cambies. Primero pregúntale si quiere que le cambies el pañal, y si te responde que no, dile: "muy bien", y espera unos minutos más. Al cabo de cinco minutos vuelve a preguntárselo, y si otra vez te dice "no", espera un poco más. Seguro que para la tercera vez que se lo preguntes, ya le estará molestando tener el pañal sucio y te responderá que sí. Al darse cuenta que su "no" tiene valor, tu hijito dejará de usarlos a modo de respuesta automática. 

Mini BC: Leer e imprimir la versión resumida de este artículo 

Qué hacer cuando no hacen caso (via bebe center)


Escrito para BabyCenter en Español

Por qué los niños de 3 y 4 años ignoran a sus padres 

Pides a tu hijo que guarde sus autos de juguete porque es hora de cenar, pero sigue jugando como si no le hubieras dicho nada o te responde “Bueno”, pero sigue jugando. ¿Por qué no te hace caso? 

A medida que se vuelven más independientes, a los niños se les da mejor no escuchar lo que no quieren oír. Las prioridades de tu hijo, además, son diferentes de las tuyas. No comprende tu preocupación por la seguridad ni tiene ningún deseo de hacer las cosas con rapidez. Así que procura no molestarte si te ignora de vez en cuando. Claro que, en un momento dado, tu hijo tiene que escucharte y prepararse para cenar. La clave es conseguir que coopere, al tiempo que le permites practicar su recién estrenada independencia. 

Qué hacer cuando no te hace caso 

Sé clara y práctica 
Asegúrate de que tus peticiones son específicas y razonables. Decirle “Asea tu habitación” es demasiado vago y está por encima de la capacidad de tu hijo. “Pon tus zapatos en el armario, por favor” está más a su nivel y, en lugar de decirle “Prepárate para cenar”, pídele que se lave las manos y acuda a la mesa. Tanto tú como tu pequeño se beneficiarán de dedicar tiempo a aprender una nueva tarea. En lugar de decir: “Ayuda a papá a recoger la mesa”, por ejemplo, enséñale cómo limpiar los platos con una espátula y ponerlos juntos en la pila. 

Simplifica tus peticiones 
Tu hijo puede ignorarte porque no comprende lo que le pides que haga. A esta edad, los niños responden mejor a instrucciones que no tengan más de dos o tres pasos (“Por favor, sube y encuentra tus zapatos y tus calcetines, y tráelos” o “Por favor, tráele a mamá la toalla azul del baño”). 

Sé consecuente 
Cuando sea el momento de irse del parque, avisa a tu hijo unos minutos antes, y luego guíalo tranquilamente hasta el auto. De la misma manera, cuando le pidas que se baje de la mesa y te ignore, inmediatamente bájalo tú. 

Motiva a tu hijo 
Procura recordar que la idea es que haga lo correcto porque él quiere, no por temor. Los niños de esta edad quieren agradar a los demás, de modo que elogiarlo y darle ánimos le ayudará a que haga lo que le pides (“Samuel, estoy muy orgullosa de ti por ponerte los zapatos tan rápido” o “Realmente me escuchas con atención y eso me gusta”). 

También puedes dar a tu hijo un incentivo por hacer lo que le pides: “Cuando pongas las piezas del rompecabezas en la caja, podemos ir al parque” (no digas: "Si pones las piezas en la caja”). O prueba a utilizar un calendario de responsabilidades en el que pongas una pegatina cuando haga las cosas la primera vez que se lo pides. Luego puedes premiarlo con un nuevo juguete o libro cuando consiga 10 pegatinas. 

Utiliza alternativas al "no" 
Si tu hijo de corta edad te ignora cuando le dices "no", quizá es porque lo escucha demasiadas veces. Intenta usar alternativas al "no". En lugar de gritarle: “¡No patees la pelota en la cocina!”, por ejemplo, dile: “Salgamos a jugar con la pelota”. Y en vez de decirle: “No, ahora no puedes comer chocolate”, dile: “Puedes comer una manzana o un kiwi” o “Puedes comer un pedazo de chocolate después de comer”. Cuando le das a un niño una opción, le estás dando la oportunidad de reafirmarse de manera positiva. 

Di "sí" en lugar de "no" cuando puedas y aprovecha cualquier oportunidad para animarlo en lugar de disuadirlo. Si está emocionado porque quiere aprender a patinar, por ejemplo, respóndele diciendo: “¡Claro que puedes probarlo!” o “Papá te ayudará”, lo cual es mucho más positivo que decir: “No, eres demasiado pequeño para eso”. 

Naturalmente, deberás ponerte firme si existe el riesgo de que salga a la carretera corriendo o quiera jugar al fútbol en el salón de la abuela. Lo importante es decidir en qué ocasiones puedes o no puedes ceder o ser paciente, y plantarte firmemente cuando no haya otro remedio. Si le proporcionas un ambiente seguro y estimulante (un museo táctil para niños, por ejemplo), tu hijo podrá ejercer su independencia con pocos límites. 

Procura ser comprensiva 
Imagina que estás leyendo una novela o charlando con una amiga cuando, de pronto, alguien te dice que tienes que dejar de hacer lo que estás haciendo inmediatamente porque tienes que hacer otra cosa. La realidad es que no siempre tenemos tiempo para persuadir con zalamería a nuestros hijos de que se suban al auto o se laven las manos. Pero cuando te sea posible, avísale con tiempo antes de apresurarlo para que realice la próxima actividad: "Nos vamos en unos cuantos minutos, así que procura terminar tu juego”. Si tu hijo en edad preescolar es como la mayoría, no le encantará la idea de tener que guardar sus autos de juguete o su libro para colorear, pero al menos le habrás avisado con tiempo de que tiene que prepararse para un cambio. 

Si te preocupa que tu hijo de corta edad parezca ignorarte más que escucharte, habla con su médico. Éste puede recomendar hacer una prueba de audición o cualquier otra evaluación sobre su desarrollo.
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