lunes, 12 de abril de 2010

Dulces sueños para tu bebé... y para ti (De10.com)

Un bebé duerme al día de 14 a 20 horas diarias, el detalle radica en que no lo hacen de corrido. Cecilia habla de la forma en que descansan los adultos y los bebés y los posibles peligros...
Se han puesto a pensar por qué las personas nos dicen a quienes estamos próximos a recibir un bebé en casa lo siguiente?: "Aprovecha para dormir ahorita que puedes, que después ya no podrás", "duerme todo lo que puedas antes que nazca".  Yo me lo cuestioné cuando escuchaba este tipo de frases pero no entendía completamente lo que significaban hasta que nació mi primer bebé y mis noches se volvieron fracciones de sueño, ya que se despertaba a cada rato. Nos pasa a la mayoría de los papás.
¿Cómo dormimos los adultos?  ... Imagínense descendiendo de unas escaleras como si cada escalón fuera una fase de sueño: vamos paso a paso de un sueño superficial a un sueño profundo hasta empezar a soñar y es ahí donde nuestros ojos se mueven de forma rápida, nuestra mente esta activa y nuestro cuerpo no. Analicemos las etapas del sueño adulto para comprender después a los más pequeños:
Sueño sin movimientos oculares rápidos (MOR) o sueño no-MOR con cuatro estadios o fases. Estadio 1: sueño ligero y, si alguien nos habla en ese momento, aseguramos que estamos despiertos. Estadio 2: sueño un poco más pesado pero, si nos hablan fuertecito, todavía respondemos. O, si en clase alguien nos da el clásico "codazo", nos despertamos. Estadio 3 y 4: el sueño es más profundo, algunos sonidos intensos no nos despertarán, nuestros músculos se relajan y podemos roncar, babear o dejar caer manos y piernas.
v Sueño MOR (movimientos oculares rápidos) .... Aquí sólo es una fase y el sueño es activo, nuestra mente está soñando pero nuestro cuerpo tiene poco movimiento.

Son entonces cinco etapas equivalentes a un ciclo que puede durar en el adulto aproximadamente 90 hasta 120 minutos, sigue un breve despertar que encadenamos a otro ciclo. A lo largo de la noche, habrá de 8 a 10 microdespertares que no percibimos, simplemente nos damos la vuelta y volvemos a dormir. Dominamos la técnica de unir un ciclo con otro, pero en niñas y niños no es igual.
Durante el embarazo:  Antes que nazca nuestro bebé, algunas mamás solemos estar con un sueño "diferente", en parte por lo que representa cargar el peso dentro de nuestro cuerpo, lo cual se traduce en una difícil postura para dormir así como en despertares nocturnos para vaciar la vejiga urinaria, sumándole que la hora de mayor actividad física del bebé casi siempre sucede entre 9 y 12 de la noche. La forma en la que dormíamos antes del embarazo o los primeros meses se modifica radicalmente, supongo que es la manera natural de nuestro cuerpo para adaptarse a lo que sigue.
El sueño de los bebés:  Nace el bebé y tenemos la falsa idea que duerme como nosotros, solamente que más tiempo. Los pequeños duermen bastante tiempo, eso es verdad. Se calcula que un bebé, en los primeros tres meses de nacido, dormirá por día de 14 a 20 horas diarias, pero el detalle radica en que no lo hacen de corrido. Esas horas de sueño no son todas nocturnas, sino están divididas a lo largo del día, porque el bebé aún no es maduro para diferenciar día y noche (en otras palabras: no adquiere todavía su ciclo circadiano), sumándole que necesita comer frecuente para obtener nutrientes de la leche humana.
El recién nacido tiene dos formas de sueño, que es el activo (dará origen a la fase MOR) y el sueño pasivo o tranquilo (el cual origina las fases no-MOR), pero en estas etapas no tienen sueño superficial, se van casi directamente a sueño profundo y los sonidos difícilmente les molestan, pero sigan leyendo y sabrán cuándo adquieren etapas de sueño superficial. Los ciclos de los bebés al principio serán de 50 a 60 minutos con despertares, que se traducen en noches donde mamá y papá también modificarán su sueño. Es un periodo transitorio, no dura para siempre. Sé que es complicado si al amanecer tienen actividades, sin embargo, atender a nuestro bebé, arrullarlo, cargarlo, amamantarlo, hablarle con dulzura, son manifestaciones de amor que favorecerán su sueño y cubrirán su necesidad de afecto. Créanme, estoy segura que a nadie le hace daño mucho amor, ¿o acaso usted negaría un abrazo o muchos besos a su pareja si esa fuera su necesidad?
El sueño del bebé no tiene las cinco etapas del sueño adulto, las va adquiriendo a lo largo de los primeros siete meses, pero maduran completamente hasta los seis años, por lo que existen datos consistentes que sostienen que hasta esa fecha será sueño maduro, parecido en mucho al sueño adulto.
A los 3 ó 4 meses nuestros hijos ya dormirán un poco más de noche que de día, pero pasados estos meses se adquieren las primeras dos fases o estadios del sueño superficial (estadio 1 y 2). El sueño del bebé se podrá alterar con cualquier ruido, pero es solamente porque ha adquirido las etapas. Dejen atrás los mitos de que cargar al bebé lo malcría y por eso despierta, es simplemente que está adquiriendo estas nuevas etapas que no tenía antes. Ya nos dice Jové en su libro Dormir sin lágrimas (2007) que "entre los 4 y 7 meses de las dos fases del recién nacido, pasamos a las cinco fases del adulto. Entre los ocho meses y seis años esas fases y ese sueño van madurando hasta parecerse más a las del adulto".
Cómo propiciar el buen dormir:   La leche humana contiene L-triptófano, que favorece el sueño, así que amamantar tiene su ventaja sobre el sueño infantil, entre otras cosas. Que mamá y bebé duerman juntos en la misma cama es una excelente opción para favorecer el sueño infantil. Mc Kenna, citado por Jové (2007), demostró que "la respiración de las madres y los bebés cuando duermen juntos se acoplan, favoreciendo que el niño alterne las diferentes fases que va adquiriendo de la mano de la respiración de su madre. Asimismo, la duración y la calidad del sueño son mejores". Si piensas dormir con tu bebé, lo mejor es hacerlo en una cama segura donde no pueda rodarse por las orillas. Es recomendable pegar el colchón a las paredes, no estar bajo influjo de sustancias que nos impidan despertar (alcohol y otras drogas) y, si hay una persona con obesidad tal que le impida el movimiento, también es algo que contraindica dormir con el bebé.
Lactancia materna, dormir en la misma cama del bebé, cargarlo en brazos, llenarlo de apapachos, besos, palabras bonitas, tiempo y amor son la base para favorecer el sueño infantil. Para profundizar en el tema, les recomiendo dos libros magníficos sobre crianza infantil:Dormir sin lágrimas, de Rosa Jové, y Bésame mucho,del doctor Carlos González. ¿Cómo has vivido el sueño de tus hijos? ¿Qué has hecho para favorecerlo? Compártenos tu historia.

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