La respuesta es sí. En el artículo “Twitteando las noticias: el surgimiento del periodismo envolvente”, el fundador de BBCNews.com, Alfred Hermida, opina que un tweet noticioso sí puede considerarse una forma viable de hacer periodismo. “Si trabajas en un artículo y abres la investigación a la gente, ésta puede ayudarte a encontrar personas, dirigirte a fuentes y dar forma a ese trabajo más allá de lo que podrías hacer a través de una red de contactos limitada. En esencia, es admitir: ‘Yo soy el profesional, pero pido colaboración al público para hacerme un mejor periodista’”. En ese sentido, los tweets no sólo estimulan la retroalimentación, sino que se convierten en el contenido noticioso en sí. Bien usado, este sistema puede generar un proceso informativo rico y plural como lo demuestra Jemima Kiss, reportera del periódico inglés The Guardian, quien tiene 12,000 seguidores que colaboran con ella. Pero no vayamos hasta el Reino Unido. En nuestro país, Federico Arreola –editor del blog SDP Noticias, de la revista Chamuco y de dos portales en Internet– aprovecha este medio de manera impactante. En enero, cuando lo entrevistamos, llevaba cinco meses twitteando y su lista tenía 5,378 seguidores. Su incursión ocurrió como una recomendación del equipo editorial, contrario a lo que parecería al verlo twittear tan entusiasmado. “Es estimulante. Me he encontrado con una participación muy interesante. También se ha generado bastante polémica, lo cual ayuda a difundir las noticias publicadas en nuestros sitios y a generar tráfico”. Arreola, quien twittea desde su laptop, conoce bien dos características esenciales de Twitter: la libertad de expresión total y la nula censura. Cualquiera puede opinar y, además, puede hacerlo desde el anonimato. Como resultado, en un proyecto de corte político como el que dirige, una gran parte de los comentarios implican algún ataque. “No es fácil, ha habido demasiadas polémicas, agresiones y calumnias. He dedicado mucho tiempo a defenderme”. Hace una pausa para mostrar un par de tweets, en efecto, bastante agresivos. “A estos twitteros que se dedican a insultar les llamo ‘porros’”, confiesa el periodista. Twitter, entonces, podría considerarse una herramienta efectiva para ejercer el activismo político y el libre intercambio de ideas. Algo que el periodismo tradicional aún no logra hacer del todo. 5,379. Un seguidor se une a la lista de @FedericoArreola. Le sugiere un tema para su columna. “Llegan muchos mensajes con ideas; esta sería la faceta constructiva de Twitter. Por ejemplo, una de mis mejores colaboradoras es Dana Martínez, una joven que estudia sociología en Madrid y a quien conocí en este medio. También contacté a una matemática que nos ayuda a certificar las encuestas oficiales”, revela. De los miles de tweets que recibe Arreola diariamente, calcula que poco más de la mitad se refiere a la política o economía mexicanas. El resto aborda matices que van desde una pregunta tipo “¿prefiere a Batman o al Hombre Araña?” hasta cuestiones como si conoce al regio Eugenio Azcárraga, pasando por apuestas de popularidad entre Adela Micha y él. “Platicamos de cualquier tema, yo intento responder a todos sin importar qué me pregunten. Pero, más que nada me interesa enviar retweets que informen sobre cuestiones serias. Por ejemplo, hace unos días se gestó una dinámica de colaboración interesante con el asunto de la bomba en el avión de Interjet. SDP fue el primer medio y casi el único en dar cobertura a la noticia, y mucho sucedió gracias a la gente que iba en el avión y que comenzó a twittearme”, explica el ex director de Milenio, quien lleva 39 mil RTs enviados. Es interesante cómo una persona, en este caso un editor, logra reunir a un séquito de “seguidores”, nombre que se le da en este contexto a quienes se unen a una lista. B.J. Fogg, autor del libro The Psychology of Facebook, explica: “Estos líderes guían a sus seguidores hacia algo que consideran valioso. Los retweets (RT) son parte de este fenómeno expansivo. La motivación detrás del reenvío se basa en informar al otro, expresar ideales o gustos, generar tráfico en la propia cuenta y entretener”. Pero hacer periodismo serio con Twitter no es cualquier cosa. Primero, uno debería complementar los tweets con artículos y notas para no perder la profundidad. Como dice Arreola: “Reportear no es hacer periodismo, eso debe quedar claro”. En segundo lugar, hay que distinguir qué mensajes son útiles y cuáles no. “Debemos mirar a Twitter como Google mira Internet: leyendo todo e intentando extraer algún significado. En este sistema de información el periodismo sucede, pero el modo de entenderlo no consiste en tomar fragmentos individuales sino en unirlos”, recomienda Hermida. El potencial de Twitter como medio noticioso es prometedor “mientras no se pierda el fondo del contenido ni la intención entre el mar de mensajes”, según twittea el usuario @clickio. Surge la pregunta: ante la crisis del medio editorial, ¿estamos ante el surgimiento del periodismo digital participativo como un canal de información accesible, plural e incluyente?
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