¿Así o cuántos niños más quieren?: Joaquín López-Dóriga
La tragedia de la guardería subrogada por el IMSS en Hermosillo, que hasta anoche tenía un saldo de 46 bebés muertos a consecuencia del incendio del pasado viernes 5, no tiene quien le haga frente. Cumplidas las visitas que el Presidente de la República y su esposa Margarita Zavala hicieron a los heridos, consumados los anuncios del IMSS cesando a cuatro funcionarios y suspendiendo una licitación, y vista la intervención de la PGR, la cifra de víctimas crece y la de responsables impunes, también. Los hechos de aquel viernes desnudaron las carencias y miserias del sistema de concesión de guarderías subrogadas del IMSS, pero también las complicidades y corrupción, la entrega masiva de un sistema de atención infantil a un grupo que se identifica en Sonora con el poder económico y con el poder político, nombres y apellidos que nada tienen que ver con la atención infantil pero sí con los negocios derivados de las conexiones de gobierno y de los que hoy ni una da la cara. De este trágico lance queda al descubierto el perverso esquema de otorgar contratos de operación de las guarderías como una prebenda política cuya prioridad nunca fueron los niños, sino el negocio y, con éste, la corrupción. Y en ese círculo corrupto han ido todos: encargados de dar las prebendas de subrogación, los altos mandos del IMSS, coordinadores, delegados, autoridades estatales y municipales.
Y en esto estamos atrapados todos. Los responsables, en ver cómo salvan la cara, más en tiempos electorales, y otros, también responsables, en ver cómo le bajamos los medios al tema, como dicen, comenzando a lanzar acusaciones, que es su método intimidatorio favorito, de “amarillistas”, “sensacionalistas”. Pero dirán lo que quieran, el punto es que al cumplirse diez días de la tragedia no hay un solo detenido y no han señalado a una sola autoridad responsable de 46 muertes, hecho que resulta criminal, y su actuación, imperdonable.
La tragedia de la guardería subrogada por el IMSS en Hermosillo, que hasta anoche tenía un saldo de 46 bebés muertos a consecuencia del incendio del pasado viernes 5, no tiene quien le haga frente. Cumplidas las visitas que el Presidente de la República y su esposa Margarita Zavala hicieron a los heridos, consumados los anuncios del IMSS cesando a cuatro funcionarios y suspendiendo una licitación, y vista la intervención de la PGR, la cifra de víctimas crece y la de responsables impunes, también. Los hechos de aquel viernes desnudaron las carencias y miserias del sistema de concesión de guarderías subrogadas del IMSS, pero también las complicidades y corrupción, la entrega masiva de un sistema de atención infantil a un grupo que se identifica en Sonora con el poder económico y con el poder político, nombres y apellidos que nada tienen que ver con la atención infantil pero sí con los negocios derivados de las conexiones de gobierno y de los que hoy ni una da la cara. De este trágico lance queda al descubierto el perverso esquema de otorgar contratos de operación de las guarderías como una prebenda política cuya prioridad nunca fueron los niños, sino el negocio y, con éste, la corrupción. Y en ese círculo corrupto han ido todos: encargados de dar las prebendas de subrogación, los altos mandos del IMSS, coordinadores, delegados, autoridades estatales y municipales.
Y en esto estamos atrapados todos. Los responsables, en ver cómo salvan la cara, más en tiempos electorales, y otros, también responsables, en ver cómo le bajamos los medios al tema, como dicen, comenzando a lanzar acusaciones, que es su método intimidatorio favorito, de “amarillistas”, “sensacionalistas”. Pero dirán lo que quieran, el punto es que al cumplirse diez días de la tragedia no hay un solo detenido y no han señalado a una sola autoridad responsable de 46 muertes, hecho que resulta criminal, y su actuación, imperdonable.
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