Primero fue "el Ponchis", un joven de 14 años condenado a pasar hasta tres inviernos en una cárcel luego de decapitar y asesinar a un número indefinido de personas.
Ahora se trata de Karen, una joven de apenas 19 años que asegura vivió en una estación de Metro del DF y fue contratada para asesinar y descuartizar para una célula de la delincuencia organizada.
Karen fue detenida en Cuernavaca durante la madrugada del viernes luego de allanar propiedad privada. De hecho, a la llegada de los oficiales, la joven sicaria se enfrentó a tiros con los gendarmes quienes al final lograron someterla.
Resulta sintomático que las autoridades se topen con estos peculiares personajes, cuyo nivel de brutalidad no es menor con todo y su corta edad.
Sin duda estamos ante un hecho preocupante, ante una señal del grado que ha alcanzado la descomposición de algunos sectores de la sociedad mexicana.
Por eso, se podría decir que es igual de importante apoyar e impulsar programas enfocados en el desarrollo y el bienestar de los niños menos afortunados, de los que tienen capacidades diferente y demás; como lo es atender las necesidades de los grupos marginados, de los niños en situación de calle, cuya vulnerabilidad los vuelve un blanco fácil para convertirse en carnada de las mafias criminales.
Y es que sólo así, sólo a través de programas que involucren un seguimiento detallado y comprometido; así como atención profesional y adecuada, se podría esperar que jóvenes como Karen o "el Ponchis" libren las garras de la delincuencia organizada.
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