Aquellos que creían que el fraude en torno a la construcción de una nueva sede para el Senado de la República había terminado, podrían estar equivocados.
Ahora resulta que José Uriel Ramírez Moctezuma, otrora directivo de la firma que construyó la nueva sede, es el nuevo director de Operación y Mantenimiento de la Cámara Alta.
Es decir que, uno de los responsables de que los senadores recibieran sus nuevas oficinas 210 días tarde; uno de los responsables de que el nuevo edificio costara cerca de 2,500 millones de pesos –un 50% más del presupuesto estimado –, y uno de los responsables de que la actual sede presente errores que ni siquiera un pasante de diseño y/o arquitectura cometería; uno de ellos es ahora el encargado de supervisar la obra.
No cabe duda que nunca se está lo suficientemente sorprendido cuando se trata de de arreglos abusivos y complejos entramados para esconder las transas.
Afortunadamente, para estas alturas ya existe una demanda ante la PGR por administración fraudulenta y conflicto de intereses. No obstante, todos saben que para ir de la denuncia a la acción legal –o incluso penal – pueden pasar semanas, meses, años o quizá nunca se llegue.
Mientras tanto, en el Senado intentan "tapar" su cochinero al convertir al ladrón en policía, y evidentemente este antiguo estafador venido a gendarme nunca hará nada para descubrir y castigar sus propias fechorías.
Y ante este grosero engaño, ante este fraude que parece no tener fin, la pregunta obvia es ¿quién va a dar la cara? ¿quién hará algo al respecto para desenmascarar a el o los responsables de este desfalco que –a final de cuentas –, lo terminamos pagando los mexicanos?
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