- Aprende a leer las señales
- Haz sitio para la diversión
- Ayúdalos a desarrollar sus talentos
- Los cuerpos sanos significan niños felices
- Deja que se enfrenten a problemas
- Permítele estar triste o enojado
- Sé un modelo de conducta
- Enséñales a hacer cosas valiosas
Por Jill Storey
Lo que hace felices a los niños podría sorprenderte. Los expertos en desarrollo infantil que estudian el tema afirman que la felicidad no es algo que puedes darle a un niño como un regalo. De hecho, según Edward Hallowell, psiquiatra y autor deThe Childhood Roots of Adult Happiness (Las raíces infantiles de la felicidad adulta), los niños demasiado mimados — ya sea porque se les den demasiados juguetes o se les resguarde de sentirse incómodos emocionalmente — son más propensos a ser adolescentes aburridos, cínicos e infelices. "Los mejores indicadores de felicidad futura son internos, no externos", asegura Hallowell, quien enfatiza la importancia de ayudar a los niños a desarrollar recursos internos que puedan utilizar a lo largo de sus vidas.
Afortunadamente no tienes que ser una experta en psicología infantil para animar a tu hijo a encontrar la fuerza interior y la sabiduría que se requieren para superar los altibajos de la vida. Con paciencia y flexibilidad, cualquier padre de familia puede establecer las bases para una vida llena de felicidad.
Aprende a leer las señales
Tu pequeño seguramente sabe muy bien cómo demostrarte cuándo algo lo hace feliz o lo entristece. Su carita se ilumina con una enorme sonrisa cuando llegas a casa o llora desconsoladamente cuando no encuentra su adorado osito de peluche. Pero, aun así, tal vez te preguntes si en general es feliz. Las señales pueden ser obvias: un niño feliz sonríe, juega, exhibe curiosidad, muestra interés en otros niños y no necesita estimulación constante. Y al contrario, afirma Hallowell, las señales de un niño desdichado son igualmente claras: “Es retraído, callado, no come mucho, no se involucra espontáneamente con otros niños, no juega, no hace preguntas, no ríe ni sonríe y habla muy poco”.
El que un niño sea naturalmente tímido o introvertido, no ría ni interactúe mucho no significa que sea desdichado. La timidez no es lo mismo que la tristeza, pero tendrás que esforzarte más para descifrar sus señales. Hallowell indica que hay que estar alerta para ver si se dan cambios significativos en su conducta (por ejemplo, si se vuelve más aislado o temeroso) que pudieran sugerir algún problema que requiere tu atención.
Paul C. Holinger, profesor de psiquiatría del Centro Médico Rush-Presbyterian-St. Luke's en Chicago ha identificado nueve “señales” innatas que los niños usan para comunicar sus sentimientos. También puedes reconocer estas señales en tu pequeño. Dos de las señales, "interés" y "placer" son sentimientos positivos, mientras que las señales negativas, sobre todo “angustia”, “enojo” y “miedo”, indican que el niño es desdichado.
La mayoría de los padres reconocen que un niño miedoso que se angustia fácilmente no es un niño feliz, pero Holinger comenta que muchos papás no reconocen que un niño enojado usualmente está expresando tristeza. Sin importar la edad, “el enojo es simplemente angustia excesiva”, dice Holinger. Cuando tu hijo golpea a su hermano o avienta sus juguetes, eso significa que está angustiado más allá de su nivel de tolerancia.
Probablemente, tu hijo tiene su propia forma de demostrarte que está pasando por un momento difícil. Algunos se retraen y otros hacen un berrinche o se vuelven demasiado apegados a la mamá o al papá. Al ir conociendo mejor el temperamento de tu hijo, captarás mejor las señales de que algo no anda bien en su mundo.
Haz sitio para la diversión
Aunque el entretenimiento constante y comer helado de postre puede ser el sueño de todos los niños, lo que realmente hace más feliz a tu pequeño es más sencillo:tú. Y esa es la primera clave para criar a un niño feliz, dice Hallowell. “Relaciónate con ellos, juega con ellos”, aconseja. “Si tú te estás divirtiendo con ellos, ellos se están divirtiendo. Si creas lo que llamo una ‘niñez conectada´, darás el mejor paso para garantizar que tu hijo será feliz”.
El juego genera alegría, pero también es la forma en que tu hijo desarrolla habilidades esenciales para su futura felicidad. El juego no estructurado le permite descubrir lo que le gusta hacer — construir torres con bloques de madera, jugar al hospital con sus animalitos de peluche — lo cual puede orientarlo hacia una carrera que le satisfará. El juego no son las clases de música, los deportes organizados u otras actividades “enriquecedoras”. El juego es cuando los niños inventan, crean y sueñan despiertos.
Ayúdalos a desarrollar sus talentos
La receta de Hallowell para crear felicidad de por vida incluye un aspecto sorprendente: las personas felices son a menudo aquellas que dominan una habilidad. Por ejemplo, cuando tu nene practica cómo lanzarte una pelota, aprende de sus errores, aprende persistencia y disciplina, y luego experimenta la dicha de tener éxito debido a sus propios esfuerzos.
También obtiene el beneficio de ganarse el reconocimiento de otros por su logro. Y lo que es más importante, descubre que tiene algo de control sobre su vida: si trata de hacer algo, tiene la satisfacción de darse cuenta de que, con persistencia, llegará a lograr lo que se propone. Los estudios muestran que este sentimiento de control que se experimenta a través de dominar algo es un factor importante que determina la felicidad adulta.
Hallowell advierte que los niños, como los adultos, necesitan seguir sus propios intereses o no habrá dicha en sus logros.
Los cuerpos sanos significan niños felices
Mucho sueño, ejercicio y una dieta saludable son importantes para el bienestar de todos, sobre todo de los niños. Los niños pequeños hacen ejercicio de manera innata. Darle a tu hijo tiempo de sobra para corretear afuera le ayudará con sus estados de ánimo. Y presta atención a su necesidad de tener orden en su vida: aunque algunos niños se adaptan fácilmente a distintos horarios y circunstancias, la mayoría de ellos disfrutan y son más felices con un horario establecido que les permite saber qué va a suceder.
Tal vez también es bueno que prestes atención a cualquier conexión entre el estado de ánimo de tu hijo y ciertos alimentos. Algunos padres encuentran que aunque el azúcar puede dar a su hijo energía momentánea, también puede ocasionar cambios bruscos de humor y conducta agresiva. Las alergias y la sensibilidad a ciertos alimentos también pueden jugar un papel importante en la conducta y el estado de ánimo de tu hijo.
Deja que se enfrenten a problemas
Dices: "¡Pero se supone que debo hacer que mi hijo sea un niño feliz! ¿No debo solucionar todos sus problemas?" De hecho, Carrie Masia-Warner, psicóloga infantil y subdirectora del Instituto de ansiedad y trastornos del estado de ánimo de la Escuela de Medicina de la Universidad de Nueva York, ve esto como un grave error que cometen muchos padres amorosos y bienintencionados.
“Los padres tratan de arreglar siempre las cosas para sus hijos, tratan de hacerlos felices todo el tiempo. Eso no es realista. No trates de arreglar las cosas siempre”, aconseja Masia-Warner. “Los niños necesitan aprender a tolerar algo de angustia, algo de desdicha. Deja que luchen, que resuelvan las cosas por sí mismos, porque eso les permite aprender a enfrentarse a los problemas” .
Hallowell está de acuerdo en que permitir que los niños pasen por diversas experiencias, incluso difíciles o frustrantes, les ayuda a llenar la reserva de fuerza interior que conduce a la felicidad. Ya sea que un niño tenga 7 meses de edad y esté tratando de gatear o 7 años y tenga dificultades con las sumas y restas, Hallowell indica a los padres que aprenderá a arreglárselas con la adversidad simplemente confrontándola una y otra vez hasta superarla con éxito.
Esto no significa que los niños no deban pedir ayuda si la necesitan, pero tu papel es ayudarlos a que encuentren una solución ellos mismos, no proporcionársela. Aprender a enfrentarse a las inevitables frustraciones y reveses de la vida es crítico para la felicidad futura de tu hijo.
Si tu pequeño desarrolla un sentido de independencia y confianza, eso puede llevarlo a tener más autoestima y a ser más feliz. Una forma de ayudar a tu hijo a desarrollar estas cualidades es dejar que juegue solo durante 10 ó 15 minutos, varias veces al día.
Permítele estar triste o enojado
Cuando tu hijo se va a un rincón a hacer pucheros en una fiesta de cumpleaños, tu reacción natural podría ser empujarlo a unirse a la diversión, pero es importante permitirle que esté infeliz. A Hallowell le preocupa que “algunos padres se angustian cada vez que sus hijos sufren un poco de rechazo, no los invitan a una fiesta de cumpleaños o lloran porque no obtuvieron lo que querían”.
Los niños necesitan saber que a veces es normal sentirse desdichados. Es, sencillamente, parte de la vida. Y si tratamos de rescatarlo de cualquier desdicha, podríamos estarle enviando el mensaje de que está mal sentirse triste. Necesitamos dejarlos experimentar sus sentimientos, incluyendo la tristeza.
Puedes alentar a tu hijo a dar nombre a sus sentimientos y a expresarlos verbalmente. Incluso aunque no hable todavía, puedes mostrarle fotos de rostros y preguntarle cuál de esos sentimientos es igual al que él está sintiendo. Los niños pequeños comprenden muy rápidamente las palabras que tienen que ver con su estado emocional, como “contento” o “enojado”. Cuando pueden expresar con palabras sus emociones, adquieren una nueva capacidad de reconocer y regular sus sentimientos.
Sin embargo, advierte Masia-Warner, no debes reaccionar de forma exagerada a los sentimientos negativos de tu hijo. “Es normal que a veces los niños se vuelvan demasiado sensibles, nerviosos o se aferren mucho a los padres debido a algo que ocurre en su entorno; eso no quiere decir que sean desdichados”.
Sé un modelo de conducta
Según Dora Wang, profesora agregada de psiquiatría en la Escuela de Medicina de la Universidad de Nuevo México y madre de Zoe, de 3 años de edad, los estudios muestran que puedes pasarles tu temperamento a tus hijos, no necesariamente a través de tus genes, sino a través de tu propio comportamiento y forma de criarlos.
Para bien o para mal, los niños perciben el humor de sus padres. Incluso los bebés pequeños imitan el estilo emocional de sus papás, lo cual de hecho activa vías neurales específicas. En otras palabras, cuando sonríes, tu hijo sonríe y su cerebro se “prepara” para sonreír. Pero sé sincera porque tu hijo notará si estás actuando. Si disfrutas de las cosas pequeñas de la vida y expresas a menudo qué te hace sentirte agradecida, serás un modelo positivo de conducta para tu hijo.
Eso no quiere decir que tengas que esconder tus emociones negativas. Puedes dejar que tu pequeño vea que estás triste porque rompiste tu florero favorito. Y si añades que eso significa que ahora podrás comprar uno más grande, le enseñarás a tu hijo que la tristeza es parte de la vida y al mismo tiempo le mostrarás que siempre se puede encontrar un resquicio de esperanza.
Sin embargo, si te encuentras constantemente estresada o deprimida, es importante que busques ayuda. “Los padres de familia que tienden a estar deprimidos a menudo no son buenos para proporcionar disciplina y orden de manera constante, ni para alabar a sus hijos con constancia y divertirse con ellos. Todo esto puede contribuir a problemas emocionales”, dice Masia-Warner.
Enséñales a hacer cosas valiosas
A medida que va creciendo, puedes enseñar a tu hijo lo satisfactorio que es ayudar a otras personas. Los estudios demuestran que la gente que hace cosas positivas se siente menos deprimida. Incluso los niños pequeños pueden beneficiarse de esta lección.
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