Alrededor de los dos años de edad, los niños pasan por una etapa de autoafirmación en la que están luchando por independizarse de sus padres. ¿Tu hijo dice "no" a todo de manera automática? Esto se debe a una necesidad de autonomía, que provoca un deseo de hacer su voluntad todo el tiempo, por lo que constantemente está rebasando los límites impuestos.
Si en lugar de actuar como adultos reflexivos, caemos en sintonía emocional con el niño y su berrinche, estaremos dando pie a batallas continuas que resultan desgastantes y, de paso, enviaremos un mensaje incorrecto sobre cómo se deben manejar las emociones, en especial la frustración.
Para un bebé, su mamá es el top model, es decir, que la manera reaccionar ante las diferentes situaciones que se presentan, las aprende primero de ti o de quien que atiende sus necesidades de afecto, protección, alimentación e higiene. Ésa es la razón por la que tendemos a repetir el modelo que aprendimos de nuestras madres o de la persona que nos cuidó cuando fuimos pequeños.
Si cuando tu hijo arma un berrinche en la tienda departamental porque no le permites tirar todas las pelotas al suelo, te pones furiosa y le gritas que no lo haga, lo más seguro es que él empiece a gritar y patalear, además de que va a seguir tirando todas las pelotas que estén a su alcance, pero con mucha más energía, poniéndose a la par con nuestra impulsividad, enojo y ausencia de autocontrol.
Curiosamente, en la actualidad vivimos bombardeados de mensajes mediáticos que nos impiden tolerar la frustración, sacrificarnos o ser prudentes. Por todos lados vemos ejemplos de adultos impulsivos insultándose o golpeándose por una diferencia de opiniones. Por ello resulta más difícil tolerar un berrinche de nuestro bebé o adolescente, y conservar la calma necesaria para ofrecerle otras alternativas que lo distraigan de su intento de salirse con la suya.
Tips para que no te desespere
¿Te has preguntado por qué te desesperas? Muy sencillo: porque eres incapaz de manejar la situación y entonces se generan en ti sentimientos de impotencia, frustración y enojo, los cuales te llevan a perder el control. A continuación te damos algunos tips para que esas emociones no causen un conflicto entre tu hijo y tú:
- En el momento que tu hijo haga algo que te saca de control, piensa si lo que está pasando es realmente grave o eres tú la que está reaccionando de una manera exagerada a la supuesta falta.
- Hazte la pregunta: ¿Cuáles son los comportamientos de mi hijo que desencadenan esta respuesta ? Así podrás ir desarrollando autodominio, paciencia y constancia.
- Analiza factores como tu cansancio físico, mental, emocional o todos combinados. Si tuviste un mal día, evita descargar tus angustias, corajes o frustraciones en tu hijo.
- En el momento en que esté a punto de hacer un berrinche, respira profundo. Revisa si tu hijo está cansado, con hambre o si tiene sueño. Habla con él de manera clara, concisa y corta. Si insiste en su pataleta, no le hagas caso, así le demostrarás que de esa manera no va a conseguir absolutamente nada, ni siquiera tu enojo; y sus rabietas irán disminuyendo su intensidad y frecuencia, hasta erradicarlas.
En cualquier caso, más allá del método que apliques, la clave del éxito está en la consistencia, es decir, en que uses siempre el mismo método para evitar confundirlo, y en tu actitud. Recuerda que el que se enoja, pierde.
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