El segundo cumpleaños de tu hijo o hija es el inicio de una etapa de curiosidad, descubrimientos y nuevas habilidades… pero también de una apremiante necesidad de independencia, berrinches inesperados e inquietantes cambios de conducta. ¿Por qué?
“A esta edad, los niños sienten la necesidad de demostrar que son seres independientes que tienen control sobre su entorno. Necesitan también manifestar sus preferencias, elecciones y tomar decisiones”, explica la psicóloga Dana Pankowsky.
La especialista también señala que es completamente normal que los niños y las niñas en esta etapa de transición tiendan a decir ‘no’ para rebelarse ante la autoridad.
Para comprender mejor su actitud: la psicóloga Pankowsky aclara que el niño está en plena búsqueda de autoafirmación pero también en una edad de egocentrismo y posesión, por lo que se le dificulta la autorregulación, es decir, no siempre puede controlar e inhibir sus impulsos.
“En ocasiones llega incluso a rechazar cosas o situaciones que antes le agradaban, porque está luchando por reafirmar su personalidad. El niño lo quiere todo y lo quiere de inmediato, así como no quiere ayuda para alimentarse, caminar, jugar y expresar sus emociones. Por ello, con frecuencia se torna agresivo (golpea, muerde) cuando se siente frustrado”, agrega.
“A esta edad, los niños sienten la necesidad de demostrar que son seres independientes que tienen control sobre su entorno. Necesitan también manifestar sus preferencias, elecciones y tomar decisiones”, explica la psicóloga Dana Pankowsky.
La especialista también señala que es completamente normal que los niños y las niñas en esta etapa de transición tiendan a decir ‘no’ para rebelarse ante la autoridad.
Para comprender mejor su actitud: la psicóloga Pankowsky aclara que el niño está en plena búsqueda de autoafirmación pero también en una edad de egocentrismo y posesión, por lo que se le dificulta la autorregulación, es decir, no siempre puede controlar e inhibir sus impulsos.
“En ocasiones llega incluso a rechazar cosas o situaciones que antes le agradaban, porque está luchando por reafirmar su personalidad. El niño lo quiere todo y lo quiere de inmediato, así como no quiere ayuda para alimentarse, caminar, jugar y expresar sus emociones. Por ello, con frecuencia se torna agresivo (golpea, muerde) cuando se siente frustrado”, agrega.
Lo que nadie te dice: Esta etapa de rebeldía y búsqueda por la autonomía no necesariamente se presenta justo a los dos años, puede presentarse antes y concluir después de los 3 años de edad.
“Recordemos que el desarrollo humano no es lineal; (la búsqueda de la autonomía) puede darse antes de los dos años y extenderse, como máximo, hasta los tres y medio o cuatro años, declinando hacia los seis años de edad”, indica Pankowsky.
¿Te suena conocido?
Si tu bebé aún no cumple los dos años o ya los paso, pero observas cualquiera de estas reacciones puede que aún se debata entre ser el bebé de mamá o convertirse en el niño o niña autónomo.
Quiere todo y lo quiere ya. Manifiesta sus necesidades de manera agresiva. Le molesta que se le brinde ayuda para caminar o alimentarse y de hecho la evita. Se vuelve más inquieto. Su comportamiento es imprevisible: los berrinches aparecen cuando menos se espera y aventar cosas es común. Hace justo aquello que sabe que le está prohibido. Desafía la autoridad paterna, aunque no necesariamente la de otros adultos o niños mayores. Se vuelve posesivo con sus juguetes. “¡Mío!” también pasa a formar parte de su repertorio.
De acuerdo con Pankowsky todo esto ocurre porque el niño descubre que su libertad tiene límites a pesar de que ya puede caminar solo y explorar el mundo. Él desearía actuar por voluntad propia todo el tiempo, pero esto no es factible.
“Cerca de los dos años, el niño que solía ser tranquilo y dócil puede pasar a los berrinches, inquietud, pataletas e imprevisibilidad”, añade.
Más allá de “tomarte la medida" Hay que señalar que los niños no se comportan deliberadamente mal por el simple deseo de desafiar a los padres, sino que están siguiendo sus impulsos. Algunos expertos señalan el niño se está autoafirmando, se descubre como un ser autónomo, no una extensión de mamá tal como sucedió en el embarazo; ¡está tomando conciencia de que un mundo le rodea y desea explorarlo! . Tu hijo quiere ser independiente, pero el problema es que los límites propios de su edad no se lo permiten y por tanto se siente frustrado.
Si los adultos nos irritamos cuando no podemos obtener o hacer lo que se nos antoja, imaginemos cómo se siente un niño al que aún no le queda del todo claro por qué él no puede hacer lo que realizan los más grandes o que sus papás hacen con tanta facilidad.
¿Qué hacer?
Para sobrellevar esta etapa, Pankowsky menciona que los padres que consideran las expresiones de sus hijos como normales y saludables para alcanzar la independencia, se estresan menos. Para la licenciada en psicología infantil, Ana Lezama, las mamás y los papás tendrán que trabajar en equipo estableciendo ambos los mismos límites sin mandar un doble mensaje al niño, que es lo que vemos comúnmente en nuestras familias. Las especialistas coinciden que también los padres deben alentar la curiosidad de sus hijos, eso sí, extremando las medidas de seguridad.
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