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A un año de la elección de Jefe de Gobierno del Distrito Federal, el PRD se mantiene a la cabeza en las preferencias por partido; en tanto, el PRI se reafirma en segundo lugar, pero con alto potencial para pasar al primero si su candidata es Beatriz Paredes, que actualmente muestra mayor fuerza para gobernar la capital, según la más reciente encuesta telefónica en el DF de BGC-Excélsior.
Con respecto al PAN, se perfila a Demetrio Sodi; en el PRD ningún aspirante despunta claramente.
El sol azteca sigue aventajando en las preferencias para la elección; alcanza 40%, nivel apenas menor al de hace un año. El PRI se consolida en la segunda posición con 34%, cuatro puntos más que en junio de 2010. Mientras que el PAN tiene 22%.
No obstante, estas preferencias cambian sustantivamente cuando se introducen los nombres de los potenciales candidatos.
El electorado del Distrito Federal aún no está involucrado en el tema de la elección. 84% no logra mencionar espontáneamente a alguien que le guste para suceder a Marcelo Ebrard.
Cuando se presentan listas de posibles aspirantes, del PRD no hay ninguno que destaque claramente. Las preferencias de la población están dispersas entre cinco personas, lo que provoca prácticamente un empate entre Alejandra Barrales, Joel Ortega, Martí Batres, Miguel Ángel Mancera y Carlos Navarrete.
Entre simpatizantes perredistas, la situación se repite en buena medida, con Batres y Mancera ligeramente por encima de los otros tres. Mario Delgado, considerado el prospecto preferido de Marcelo Ebrard, sigue bastante rezagado.
En contraste, en el PRI, Beatriz Paredes marcha al frente sin oponente interno. Casi todas las preferencias por algún precandidato priista las recoge ella. María de los Ángeles Moreno y Cuauhtémoc Gutiérrez presentan fuerza marginal.
En el frente panista existe bastante definición; Demetrio Sodi aventaja holgadamente en las preferencias de la población en general y de los simpatizantes panistas.
En competencias hipotéticas entre varios de los aspirantes más fuertes, se observa que, en cualquier escenario donde compita, Beatriz Paredes vence a sus posibles adversarios del PAN o del PRD. Por ejemplo, ella obtiene 53%; contra 26%, para la perredista Alejandra Barrales y 21%, para el panista Demetrio Sodi.
En cambio, si la candidata del PRI fuera María de los Ángeles Moreno, eso favorecería a los aspirantes mejor posicionados del PRD, pues pasarían al primer lugar. Moreno obtendría sólo 30% contra 42% para Alejandra Barrales.
Una eventual candidatura de Ricardo Monreal por el PT sólo debilitaría a la izquierda y le daría un mayor margen de triunfo a Beatriz Paredes si es la candidata del PRI. Paredes obtendría 46%, contra 21%, para Sodi; 17%, para Carlos Navarrete y 16%, para Monreal.
Beatriz Paredes es la aspirante más conocida (92%), y la que mejor opinión genera entre los electores.
Los principales aspirantes perredistas (Barrales, Batres, Navarrete, Ortega y Mancera) tienden a ser medianamente conocidos, pero la imagen que transmiten no es particularmente favorable, salvo en el caso de Mancera. Mario Delgado es sumamente desconocido (sólo 14% sabe de él).
El PAN carece de figuras populares; Demetrio Sodi es el que más relevancia alcanza porque 65% lo conoce, a diferencia de los otros a quienes la amplia mayoría no los recuerda.
Con respecto al PAN, se perfila a Demetrio Sodi; en el PRD ningún aspirante despunta claramente.
El sol azteca sigue aventajando en las preferencias para la elección; alcanza 40%, nivel apenas menor al de hace un año. El PRI se consolida en la segunda posición con 34%, cuatro puntos más que en junio de 2010. Mientras que el PAN tiene 22%.
No obstante, estas preferencias cambian sustantivamente cuando se introducen los nombres de los potenciales candidatos.
El electorado del Distrito Federal aún no está involucrado en el tema de la elección. 84% no logra mencionar espontáneamente a alguien que le guste para suceder a Marcelo Ebrard.
Cuando se presentan listas de posibles aspirantes, del PRD no hay ninguno que destaque claramente. Las preferencias de la población están dispersas entre cinco personas, lo que provoca prácticamente un empate entre Alejandra Barrales, Joel Ortega, Martí Batres, Miguel Ángel Mancera y Carlos Navarrete.
Entre simpatizantes perredistas, la situación se repite en buena medida, con Batres y Mancera ligeramente por encima de los otros tres. Mario Delgado, considerado el prospecto preferido de Marcelo Ebrard, sigue bastante rezagado.
En contraste, en el PRI, Beatriz Paredes marcha al frente sin oponente interno. Casi todas las preferencias por algún precandidato priista las recoge ella. María de los Ángeles Moreno y Cuauhtémoc Gutiérrez presentan fuerza marginal.
En el frente panista existe bastante definición; Demetrio Sodi aventaja holgadamente en las preferencias de la población en general y de los simpatizantes panistas.
En competencias hipotéticas entre varios de los aspirantes más fuertes, se observa que, en cualquier escenario donde compita, Beatriz Paredes vence a sus posibles adversarios del PAN o del PRD. Por ejemplo, ella obtiene 53%; contra 26%, para la perredista Alejandra Barrales y 21%, para el panista Demetrio Sodi.
En cambio, si la candidata del PRI fuera María de los Ángeles Moreno, eso favorecería a los aspirantes mejor posicionados del PRD, pues pasarían al primer lugar. Moreno obtendría sólo 30% contra 42% para Alejandra Barrales.
Una eventual candidatura de Ricardo Monreal por el PT sólo debilitaría a la izquierda y le daría un mayor margen de triunfo a Beatriz Paredes si es la candidata del PRI. Paredes obtendría 46%, contra 21%, para Sodi; 17%, para Carlos Navarrete y 16%, para Monreal.
Beatriz Paredes es la aspirante más conocida (92%), y la que mejor opinión genera entre los electores.
Los principales aspirantes perredistas (Barrales, Batres, Navarrete, Ortega y Mancera) tienden a ser medianamente conocidos, pero la imagen que transmiten no es particularmente favorable, salvo en el caso de Mancera. Mario Delgado es sumamente desconocido (sólo 14% sabe de él).
El PAN carece de figuras populares; Demetrio Sodi es el que más relevancia alcanza porque 65% lo conoce, a diferencia de los otros a quienes la amplia mayoría no los recuerda.
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