Los inversionistas lo están gritando en los mercados accionarios. Los apostadores, concuerdan. Los expertos económicos, ni se diga. Todos creen que se ha incrementado dramáticamente la probabilidad de que Estados Unidos caiga de nuevo en otra recesión. Incluso le podemos poner número a esta posibilidad: entre un 30 y 40% de que el Producto Interno Bruto estadunidense caiga dos trimestres consecutivos en 2011 o 2012. Y si hay recesión en el vecino del norte habrá recesión en el vecino del sur. Por tanto, es hora de imaginar un escenario político-electoral en caso de llegar a julio del año que entra con una economía en plena contracción.
De darse la recesión, las posibilidades de que el PAN vuelva a ganar la Presidencia se derrumban considerablemente. Si de por sí hoy se ve mal al partido gobernante en las encuestas, imagine usted lo que sucedería en un país donde en poco tiempo pasamos de expansión económica a una contracción. Sume usted a esta recesión el sentimiento generalizado de inseguridad más el desgaste natural de 12 años de gobiernos panistas y el resultado es obvio: el irremediable rechazo del electorado a entregarle de nuevo el Ejecutivo federal al PAN.
De caerse el PAN en las intenciones de voto rumbo a la próxima elección, ésta se polarizaría entre el PRI y la izquierda, el escenario queLópez Obrador quiere. La pregunta es si el tabasqueño podría sumar más votos de los que obtuvo en 2006 (casi 15 millones equivalentes a 35%) para ahora sí ganar. No hay duda de que la izquierda adora aAMLO. Según los encuestadores, El Peje, de entrada, podría obtener 20% de la votación nacional. Pero este piso electoral también es su techo, ya que cuenta con una imagen negativa entre los votantes que no son de izquierda. Su radicalización después del proceso electoral de 2006 le significó una baja en su popularidad. En este sentido, se le ven pocas posibilidades de obtener más votos, absolutos y relativos, que en 2006.
Con una salvedad: que la recesión económica sea durísima, unacarnicería que signifique la pérdida de muchos empleos y la caída generalizada de los ingresos y calidad de vida. Ahí sí que AMLO podría crecer porque históricamente, cuando la economía de un país está por los suelos, los candidatos radicales, antisistémicos y demagogos tienden a ser vistos con mayor agrado por parte de una población enojada con los partidos y políticos tradicionales. Máxime cuando el candidato promete sacar al país rápidamente de sus penurias económicas con ofrecimientos populistas.
El otro actor importante en este escenario sería, sin duda, el PRI y su candidato Enrique Peña Nieto. Hoy, en las encuestas, tanto este partido como este personaje se ven muy fuertes. Pero, para poder sostener esta situación en caso de una recesión, Peña Nieto ya no podría “nadar de muertito” rumbo a Los Pinos. Tendría que convencer de que no sólo es un gran operador político con buena presencia mediática. Tendría que probar ser un líder con capacidad de sacar al país del hoyo económico.
En este escenario de recesión también sería muy importante el eventual comportamiento de los votantes panistas sabiendo que no tienen posibilidad alguna de ganar. Tendrían tres opciones: no votar, que les gane su antipriismo y voten por López Obrador o que les gane su conservadurismo y lo hagan por Peña Nieto. En este momento me cuesta trabajo imaginar qué harían los panistas en esta situación.
Desde luego que todo esto es mera especulación. Lo que en el fondo quiero decir es que mucho —muchísimo— puede cambiar en materia electoral rumbo a 2012 en caso de que la economía mexicana efectivamente entre en una nueva recesión. Recordemos que hoy la probabilidad de que eso suceda es menor a 50%, pero con una clara tendencia al alza.
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