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Atrás de las paredes del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM) hay toda una zona de máxima seguridad a la que W Radiotuvo acceso. Cuando viaja en avión, llega entre una y tres horas antes al aeropuerto, documenta su maleta, entra al área de abordaje, camina a su sala y espera hasta que sea momento de abordar el vuelo.
Mientras tanto su maleta tardó solamente entre cuatro y cinco minutos en la banda que la llevó desde el mostrador al carrito que la transporta hacia su avión. Cree que nadie verá lo que usted empacó. ¿Las tortillas y el mole para su amigo en el extranjero? ¿La ropa sucia? La próxima vez piense dos veces qué y cómo lo empaca.
El martes pasado la maleta plateada de Joel -que parece un portafolio de los años 80: con estoperoles negros a los lados y broches para abrirla- hizo ese recorrido en cinco minutos y medio, un poco más de lo normal porque pasó por varias revisiones. El subdirector de seguridad del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, Rubén Cruz Sánchez, aseguró a W Radio que el cuartel en el que las maletas son revisadas es prácticamente inviolable.
"Los elementos de seguridad al momento de ingresar entran por una sola puerta, son cacheados a la entrada, se les da una tarjeta de identificación biométrica para saber la hora que entró y la persona que entró. Sus uniformes no tienen bolsas no tienen compartimentos, no pueden entrar con ningún artículo personal, como teléfonos, celulares, cámaras, nada".
La sala es un galerón inmenso e iluminado, donde hay una máquina enorme de color verde y amarillo por la cual pasa la banda con el equipaje documentado. Es una zona donde la máquina actúa sin ayuda del hombre, y parece que va discriminando las maletas raras. La maleta de Joel no era del tipo convencional y traía además de su ropa un ventilador que le llevaba a su mamá. La máquina la desvió y envió a una primera revisión, le hizo una tomografía -la escaneó y tomó fotografías de todos sus lados-.
Dentro de una oficina, en una computadora, un empleado vio las fotos y decidió mandarla a una segunda revisión -en este punto en una ocasión llegaron a ver a un perro dentro de una maleta- alguien que se quiso ahorrar el pasaje de su mascota. La maleta llegó a un cuarto que parecía una bodega, con techo y suelo grises, dos policías federales resguardando el área y cámaras de seguridad vigilando -esta es la única zona donde la mano del hombre toca las maletas que se envían a revisar.
El objetivo de esta revisión llamada traza es BUSCAR explosivos o algo peligroso.
Para comprobar si la maleta de Joel tenía partículas de pólvora, un empleado del aeropuerto tomó una trampa- que es una fibra que está hecha de tela y teflón que atrapa partículas- la pasó sobre la maleta y la metió a una especie de cajero automático. La pantalla dijo que el contenido dio negativo. La maleta volvió a la banda y tomó su camino hacia el carrusel de la aerolínea. Cruz Sánchez explicó lo que hubiera pasado si la maleta de Joel daba positivo.
"No necesariamente la traza nos va a decir que aforziori trae un explosivo, hay muchas cosas que nos dan pruebas falsas, por ejemplo el mole, los chocolates, las pastillas de menta. La tercera revisión que ya es aperturar la maleta y romper los candados se hace siempre en presencia de la policía federal y de un representante de la aerolínea, se abre la maleta se busca en el interior, si no se encontró nada se deja una carta donde se le explica al pasajero porque se abrió la maleta y se le entrega a la representante de la aerolínea para que él personalmente lo lleve a los carritos equipajeros".
Si tuviera algo prohibido, la policía federal retiene la maleta e inicia el proceso correspondiente contra el dueño. Estas zonas del Aeropuerto son el único lugar donde garantizan que nada se perderá. Pero desde que las maletas salen del edificio el aeropuerto no garantiza que todo llegue completo, ya es responsabilidad de la aerolínea y en esas zonas casi no hay vigilancia.
Mientras tanto su maleta tardó solamente entre cuatro y cinco minutos en la banda que la llevó desde el mostrador al carrito que la transporta hacia su avión. Cree que nadie verá lo que usted empacó. ¿Las tortillas y el mole para su amigo en el extranjero? ¿La ropa sucia? La próxima vez piense dos veces qué y cómo lo empaca.
El martes pasado la maleta plateada de Joel -que parece un portafolio de los años 80: con estoperoles negros a los lados y broches para abrirla- hizo ese recorrido en cinco minutos y medio, un poco más de lo normal porque pasó por varias revisiones. El subdirector de seguridad del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, Rubén Cruz Sánchez, aseguró a W Radio que el cuartel en el que las maletas son revisadas es prácticamente inviolable.
"Los elementos de seguridad al momento de ingresar entran por una sola puerta, son cacheados a la entrada, se les da una tarjeta de identificación biométrica para saber la hora que entró y la persona que entró. Sus uniformes no tienen bolsas no tienen compartimentos, no pueden entrar con ningún artículo personal, como teléfonos, celulares, cámaras, nada".
La sala es un galerón inmenso e iluminado, donde hay una máquina enorme de color verde y amarillo por la cual pasa la banda con el equipaje documentado. Es una zona donde la máquina actúa sin ayuda del hombre, y parece que va discriminando las maletas raras. La maleta de Joel no era del tipo convencional y traía además de su ropa un ventilador que le llevaba a su mamá. La máquina la desvió y envió a una primera revisión, le hizo una tomografía -la escaneó y tomó fotografías de todos sus lados-.
Dentro de una oficina, en una computadora, un empleado vio las fotos y decidió mandarla a una segunda revisión -en este punto en una ocasión llegaron a ver a un perro dentro de una maleta- alguien que se quiso ahorrar el pasaje de su mascota. La maleta llegó a un cuarto que parecía una bodega, con techo y suelo grises, dos policías federales resguardando el área y cámaras de seguridad vigilando -esta es la única zona donde la mano del hombre toca las maletas que se envían a revisar.
El objetivo de esta revisión llamada traza es BUSCAR explosivos o algo peligroso.
Para comprobar si la maleta de Joel tenía partículas de pólvora, un empleado del aeropuerto tomó una trampa- que es una fibra que está hecha de tela y teflón que atrapa partículas- la pasó sobre la maleta y la metió a una especie de cajero automático. La pantalla dijo que el contenido dio negativo. La maleta volvió a la banda y tomó su camino hacia el carrusel de la aerolínea. Cruz Sánchez explicó lo que hubiera pasado si la maleta de Joel daba positivo.
"No necesariamente la traza nos va a decir que aforziori trae un explosivo, hay muchas cosas que nos dan pruebas falsas, por ejemplo el mole, los chocolates, las pastillas de menta. La tercera revisión que ya es aperturar la maleta y romper los candados se hace siempre en presencia de la policía federal y de un representante de la aerolínea, se abre la maleta se busca en el interior, si no se encontró nada se deja una carta donde se le explica al pasajero porque se abrió la maleta y se le entrega a la representante de la aerolínea para que él personalmente lo lleve a los carritos equipajeros".
Si tuviera algo prohibido, la policía federal retiene la maleta e inicia el proceso correspondiente contra el dueño. Estas zonas del Aeropuerto son el único lugar donde garantizan que nada se perderá. Pero desde que las maletas salen del edificio el aeropuerto no garantiza que todo llegue completo, ya es responsabilidad de la aerolínea y en esas zonas casi no hay vigilancia.
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