Todo indica que los golpes asestados al cártel de Tijuana -como la detención y reciente extradición de Benjamín Arellano Félix a Estados Unidos-, no debilitan a esa organización delictiva, dirigida ahora por un personaje singular... Conforme los varones de la familia han muerto o se encuentran presos, es nada menos que Enedina Arellano Félix quien se ha colocado como la mandamás del cártel. Buena administradora, discreta, La Jefa vive sin ser molestada. Lleva una vida que podría considerarse "mormal".
MÉXICO, DF., 30 de abril (Proceso).- A menudo se le describe como una mujer discreta, de carácter hosco y decisiones firmes; habla poco y dicen los que la conocen que desde muy temprano comienza sus actividades laborales. Su nombre es Enedina Arellano Félix, y desde 2003 es considerada por la agencia antidrogas estadunidense (DEA) como la jefa del cártel de Tijuana, uno de los más poderosos y violentos del país y cuyas conexiones se extienden a varios países de Centro y Sudamérica.
La ficha de la DEA identifica a Enedina Arellano Félix como la primera y única mujer que lidera una organización criminal en el mundo. Nunca antes el sexo femenino había destacado en funciones de liderazgo en el narcotráfico, actividad históricamente operada por hombres.
Pese a que es miembro de una de las familias más conocidas en el mundo del narcotráfico en México, Enedina no apareció como cabeza visible del cártel de Tijuana en los años ochenta y noventa, periodo en el que esa organización criminal alcanzó a consolidarse como uno de los cárteles más poderosos y cuya principal rivalidad la enfrentaba con el cártel de Juárez, encabezado por Amado Carrillo Fuentes, El Señor de los Cielos.
Aunque debe decirse que Enedina, quien estudió contaduría pública en Guadalajara, nunca estuvo al margen de los negocios, pues según escribió el periodista Jesús Blancornelas en su libro El cártel, publicado en 2003: "Ella siempre asesoró a sus hermanos en los negocios de lavado de dinero".
Tras la caída de Jesús Labra Avilés, El Chuy, en 2000, quien era el cerebro financiero del cártel de Tijuana -durante su etapa de esplendor se invirtieron grandes cantidades de dinero en proyectos comerciales en la zona Río, casas de cambio y hoteles de Tijuana-, Enedina entró al relevo de Labra y apuntaló los negocios de la organización, por aquel tiempo en riesgo de irse a la quiebra ante los embates policiacos y militares.
Extracto del reportaje que se publica en la edición 1800 de la revista Proceso, ya en circulación.
MÉXICO, DF., 30 de abril (Proceso).- A menudo se le describe como una mujer discreta, de carácter hosco y decisiones firmes; habla poco y dicen los que la conocen que desde muy temprano comienza sus actividades laborales. Su nombre es Enedina Arellano Félix, y desde 2003 es considerada por la agencia antidrogas estadunidense (DEA) como la jefa del cártel de Tijuana, uno de los más poderosos y violentos del país y cuyas conexiones se extienden a varios países de Centro y Sudamérica.
La ficha de la DEA identifica a Enedina Arellano Félix como la primera y única mujer que lidera una organización criminal en el mundo. Nunca antes el sexo femenino había destacado en funciones de liderazgo en el narcotráfico, actividad históricamente operada por hombres.
Pese a que es miembro de una de las familias más conocidas en el mundo del narcotráfico en México, Enedina no apareció como cabeza visible del cártel de Tijuana en los años ochenta y noventa, periodo en el que esa organización criminal alcanzó a consolidarse como uno de los cárteles más poderosos y cuya principal rivalidad la enfrentaba con el cártel de Juárez, encabezado por Amado Carrillo Fuentes, El Señor de los Cielos.
Aunque debe decirse que Enedina, quien estudió contaduría pública en Guadalajara, nunca estuvo al margen de los negocios, pues según escribió el periodista Jesús Blancornelas en su libro El cártel, publicado en 2003: "Ella siempre asesoró a sus hermanos en los negocios de lavado de dinero".
Tras la caída de Jesús Labra Avilés, El Chuy, en 2000, quien era el cerebro financiero del cártel de Tijuana -durante su etapa de esplendor se invirtieron grandes cantidades de dinero en proyectos comerciales en la zona Río, casas de cambio y hoteles de Tijuana-, Enedina entró al relevo de Labra y apuntaló los negocios de la organización, por aquel tiempo en riesgo de irse a la quiebra ante los embates policiacos y militares.
Extracto del reportaje que se publica en la edición 1800 de la revista Proceso, ya en circulación.
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